Fútbol incoherente
Afortunadamente el crudo invierno detiene la Champions League, la competición europea del despropósito junto con la la de la UEFA. Solamente la voracidad recaudatoria de este último organismo permite la disputa de un campeonato que hasta su segunda fase carece del menor interés. Salvo alguna sorpresa por la dificultad de alguno de los 8 grupos de 4 equipos cada uno, se clasifican los 16 previstos y los emparejamientos entre dos de los fuertes no deciden más que el primer o segundo puesto de la primera fase.
Por no apelar a la escasa competitividad de contendientes como el Victoria Pilzen, el AEK, el CSKA o el Lokomotiv de Moscú o el Crvena Zvezda, claramente descolgados del resto, la propia convocatoria de 4 equipos en ligas como la española, la italiana o la británica reduce de un solo golpe la calidad de la disputa. Por si fuera poco, otros tres en el premio de consolación procedentes del octavo puesto de la liga doméstica si procede. ¡Una barbaridad!.
No estoy escribiendo un alegato favorable a la tesis de Florentino Pérez en demanda de una liga de 16 equipos, sino en pro de una mayor coherencia para no repetir pobres espectáculos en la línea de la mayoría de citas de la fase final del Mundial que, para mayor vergüenza, quieren ampliar a 32 participantes.
Entre hoy y mañana se celebra la última jornada de la fase clasificatoria de la Champions, un total de 16 encuentros de los que únicamente dos o tres tienen trascendencia. Un plato incoloro, inodoro e insípido.