Foto o retrato

Entretenido de cercha a cercha, en la decoración del Presuntuoso y el discurso de loa a la presidenta del Govern Balear, aunque el Consell Insular asumió el patrocinio del estadio municipal para que nadie olvide que donde juega el Mallorca es en Mallorca estaba gobernado estaba entonces gobernado por el partido actualmente en la oposición, al presidente del Mallorca, valga la tri redundancia, se le ha olvidado salir en la foto. No lo hubiera consentido ni Mateu Alemany, con lo poco que le gusta la publicidad.

Con la catedral de Palma como fondo de escenario, el mismo que eligió el Atlético Baleares, alguno podría haberse ido, no sé, a la Lonja o al Castillo de Bellver por aquello de mantener las distancias. Allí, bajo la muralla que tanto le gusta a Javier Aguirre, posó toda la plantilla, el cuerpo técnico y los dos ejecutivos que, a falta del presidente, toman decisiones no solo representativas. Y sepan que su sueldo también se contempla en el cálculo del límite salarial aprobado por la Liga de Fútbol Profesional.

Pero el presidente se mueve, generalmente por un continente lejano,  por lo tanto no sale en la foto como amenazaba Alfonso Guerra. En Son Moix, la guerra la hace Raillo cuya segunda tarjeta amarilla el pasado domingo es perfectamente recurrible en opinión de un abogado especialista en derecho deportivo que en un tiempo sirvió al club y ganó no pocos recursos. Problema: es mallorquín y tal condición escasea en la nómina de trabajadores y colaboradores con mesa en la planta noble. Claro que a lo mejor la recurrieron les han dicho que no, la Federación no es el Consell, y ni siquiera lo han comunicado a la opinión pública. Esos, los comunicados, están para que los publiquen otros a título de mano izquierda, mientras  la de Alfonso Diaz permanece en el bolsillo y la de Pablo Ortells en su cajón.

Absténganse de buscar a Andy Kohlberg con lupa en la foto oficial. La hemos buscado hasta en el «Ocho» o el lago, que no es precisamente el de los cisnes. Y no, lo siento, no está. Así que donde estuvieron Jaume Cladera, la melena de Utz Claassen, Mateu Alemany,  Vicenç Grande, el doctor Beltrán, Miguel Dalmau, Miquel Contestí , etc, etc, ahora no hay nadie. El CEO siempre podrá contar a sus nietos que allí estaba él.