Las normas de la casa de la chorra

Ignoro en qué pasan el tiempo los varones de la FIFA encargados de revisar y renovar el reglamento, no han tomado una sola decisión que mejore el juego ni el espectáculo, más bien al contrario se han  instalado en una constante ceremonia de confusión. Agárrense porque para la próxima temporada vienen curvas con lo que se les ha ocurrido, todo de una trascendencia vital como van a poder comprobar.

Lo primero pasar de coyuntural a permanente los cinco cambios de jugadores por equipo y en tres ventanas para parar el juego sin contar la del descanso. Una medida que se autorizó a raíz de la pandemia y que, como preveíamos, llegó para quedarse. Otra gran novedad es que el uso de las manos en el área por parte de los porteros no se castigará con penalti, entendemos a que la pelota se la pase un compañero y el meta use las manos en lugar de los pies. ¡Vamos, digo yo!. De cualquier manera ya lo sabíamos.

La siguiente es de traca. En el lanzamiento de la máxima pena, el portero no tendrá por qué mantener al menos un pie sobre la línea, de hecho tendrá la opción de no pisarla siempre que tenga un pie por delante y otro por detrás, lo que se dice a horcajadas, no carcajadas. A ver si alguno se confunde y alguno se parte de risa al ver a Cristiano dirigirse hacía el balón en el llamado punto fatídico. Por cierto, otra decisión muy necesaria era que, durante las tandas de penaltis y aparte de los futbolistas, los ocupantes de los banquillos, cuerpo técnico incluido también podrán ser amonestados o expulsados.

En fin, yo creo que los integrantes de esta comisión del reglamento deben tener sus lógicas ocupaciones profesionales en distintas esferas, se reúnen de vez en cuando en torno a una mesa, se meten un par de «birras» y acto seguido presentan unas cuantas ocurrencias para justificar la dieta. Si no es así, cada día les entiendo menos.