Cualquier tiempo pasado fue mejor

Hubo un tiempo en que el Mallorca jugó en primera división, el filial en Segunda A y el Juvenil División de Honor disputaba la Copa del rey de su categoría. El año en que el primer equipo se proclamó campeón de Copa en Elche, los chavales de Toni Cazorla jugaron su propia final ante el Espanyol en Ponferrada, con una alineación en la que figuraban, entre otros, Miguel Angel Moyá, Iván Ramis y Víctor Casadesús, que después fueron titulares de élite. Era otro club y otra mentalidad, a diferencia de ahora en que futbolistas de base no llegan al conjunto madre salvo raras excepciones y sus directivos prefieren el dinero antes que conformar una plantilla de futuro: caso Tofo Montiel sin ir más lejos.

Erase una vez una sociedad enraizada con capital autóctono o no, pero dirigido por ejecutivos mallorquines identificados con la idiosincrasia de sus aficionados y conocedores del entorno. Ganaron una Copa, una Supercopa, compitieron en Europa y se mantuvieron 16 años en Primera. Lograron que toda la España futbolística mirara hacia aquí. Los profesionales querían venir aquí y técnicos de prestigio como Cúper, Luis Aragonés, Gregorio Manzano, etc elevaron el listón de la exigencia y los resultados como en tiempos pretéritos hicieran Juan Carlos Lorenzo, Lucien Muller o Serra Ferrer.

Será cierto que cualquier tiempo pasado fue mejor. No es nostalgia, sino la convicción de que el ciclo tardará mucho en repetirse si es que lo hace.