No estamos locos, sabemos lo que queremos

Se supone que lo primer que un director deportivo debe hacer antes de fichar a un jugador es saber para qué lo quiere. Pare ello tendrá que consensuar con el entrenador las demarcaciones que necesita cubrir y las características de lo que se ofrece en el mercado y el club quiere o puede pagar. Lo que no tiene ningún sentido es despedir a un delantero para fichar a dos, quedarte con cuatro en la plantilla y, a las primeras de cambio, no utilizar a ninguno e incluso dejar a uno de ellos en la grada. Aquí alguien se ha columpiado en el fondo o en la forma.

Creo recordar que el Atlético de Madrid dio la tabarra para hacerse con los servicios de Alvaro Novo, aquel cordobés que destacó en la banda derecha del Mallorca aunque jugaba más de interior. Después de contratarle, se pasó toda la temporada en la tribuna del desaparecido «Vicente Calderón». No sé si las llegadas de Budimir y Stoijljovic al Mallorca, se supone que para mejorar a Alex López y Abdón, lo que tampoco es muy difícil,  responden a un capricho o a una verdadera apuesta. En cualquier supuesto no parece coherente que ninguno de ellos se alineara en el Carlos Belmonte donde Vicente Moreno no alineó  a un «nueve» hasta que las manecillas del cronómetro no bordearon la hora de partido.

No pretendo corregir la función, el papel ni la idea del técnico que, como todos ellos, tienen conocimientos más profundos y exhaustivos que los de su seguro servidor. Me limito a reflejar la absurda incoherencia que, desde la sorpresa y el desconocimiento, me obliga a pensar si en el seno del club cada sardina se arrima al ascua que le conviene.