Pesadilla después de Navidad (2-0 en el Coliseum)

Si la primera parte fue un mal sueño, la segunda se transformó en pesadilla. Un Mallorca que no propuso nada ni antes ni después del descanso, el cansancio era de los espectadores, cayó ante un Getafe que tampoco hizo nada del otro mundo, pero aprovechó primero una pared entre Unes Unal y Mayoral como compensación a su mayor compromiso y un premio definitivo en un regalo de Antonio Sánchez al mismo goleador.

ALINEACIONES:

Getafe C.F.- David Soria (-), Damián (1), Djené (1), D.Duarte (1), Alderete (1), Portu (2), Algobia (1), Luis Milla (1), Aleñà (1), Mayoral (2) y Enes Unal (1).

En el minuto 61, Munir (0) por Aleñá>; en el 74, Iglesias (1) por Damián y en el 83, Mitrovic (-) por Djené, Seoane (-) por Enes Unal y Latasa (-) por Mayoral.

R.Mallorca.- Rajkovic (1), Maffeo (0), Russo (0), Raillo (1), Copete (0), J.Costa (1), Baba (2), Battaglia (0), D.Rodríguez (0), Kang-in Lee (0) y Muriqi (0).

Minuto 55, Angel (0) por Battaglia. Minuto 68, Amath (2) por Dani Rodríguez, Nastassic (1) por Russo y A.Sánchez (0) por Copete. Minuto 83, Kadewere (-) por Kang-in Lee.

ARBITRO:

Alberola Rojas (2) de Ciudad Real. Dejó jugar más de lo que al principio pedía el partido, pero lo llevó bien con una sola tarjeta amarilla, en este caso a Muriqi al que perdonó la segunda en dos ocasiones. Señaló un penalti a favor del Mallorca por una mano de Damián a un centro de Jaume Costa, pero lo invalidó a instancias del VAR por fuera de juego del kosovar en el inicio de la jugada. 16 faltas favorables a los locales y 10 a los visitantes.

GOLES:

Minuto 50, pared al borde del área entre Unes Unal y Mayoral, que este último resuelve con un remate raso entre las piernas de Rajkovic. 1-0

Minuto 77, Antonio Sánchez intenta retrasar un balón sobre Raillo, pero lo que hace es servirlo en bandeja a Mayoral que, solo, fusila por bajo. 2-0

JARABE DE LA PROPIA MEDICINA

Que aun falten poco más de 24 horas para estrenar el 2023, alimenta la esperanza que encierra el modismo «año nuevo, vida nueva». Lo que hemos visto en el Coliseum Alfonso Pérez ha sido más de lo mismo elevado al cubo, dos equipos dedicados a verlas venir, uno seguramente por miedo a perder y el otro fijo que para repetir un guión válido para muchas batallas, pero no para todas.

Quique Sánchez Flores calcó el dibujo de su oponente: cinco defensas con dos laterales de largo recorrido, dos jugones, uno por lo menos, en la línea media y dos artilleros por lo que pudiera pasar. Javier Aguirre plantó lo de siempre, con pequeñas pero no por ello menos importantes diferencia. Quinteto de zagueros, si, pero los laterales, Maffeo y Costa, sin pasar casi nunca de la línea divisoria; ni un solo tocador en el centro, Baba lo intentó pero no llega, y un solo delantero, Muriqi, más desamparado que un náufrago en el oceano. El kosovar, voluntarioso como de costumbre, necesita que le sirvan balones, no melones, remató uno con escasa convicción a los 44 segundos y se acabó su contribución al lance. Tomen nota de que el segundo y único tiro bermellón se produjo 81 minutos después cuando Angel, a pase de Amath y sin estorbos, envió la pelota a la M-40.

Luis Aragonés, ¡cuántas citas nos dejó!, decía que un empate no sirve para nada. En todo caso únicamente si no puedes ganar, eso lo digo yo. Lo malo es que si no lo intentas nunca sabrás si pudiste hacerlo. Los azulones, sin grandes alardes, lo probaron y por eso alcanzaron un objetivo inasequible para un rival más cobarde que tímido, más indeciso que convencido, más encogido que crecido. Repetir el guión suele exigir los mismos protagonistas y se echó mucho de menos la contundencia de Valjent atrás, junto a la clarividencia de Galarreta a la hora de abandonar la cueva. También es tarde para acordarse de quienes no estaban.

Ya con el estandarte vencido, el mejicano invocó a las brujas. Rompió el bosquejo y trazó un 4-4-2 que, salvo alguna escaramuza de Amath, no mejoró prestaciones. Por el contrario, solo el empeño individual de ciertos jugadores locales por lucirse personalmente en contraataques muy ventajosos, evitó un castigo de humillantes proporciones. No hay que atragantarse con las doce uvas.