Bola de set en contra

Un promotor de espectáculos de élite con lo que llenó muchas veces el Auditorium de Palma y de cuyo nombre quiero acordarme pero no revelaré, me decía en cierta ocasión que quienes más invitaciones gratuitas le pedían, políticos aparte, eran precisamente las personas de mejor posición social y económica. Seguramente a muchos de ellos no les gustaba el espectáculo, pero querían ser vistos y, a ser posible, sin tener que pagar por ello.

El caso del tenis es un ejemplo paradigmático, pues han sido muchos los torneos celebrados a la llamada de grandes figuras -los Cobra, Patricia, los Open de la Plaza de Toros, etc- que languidecieron por la tibia respuesta de una afición minoritaria que, si, ha crecido a la sombra del éxito mundial de Rafa Nadal, pero quizás no baste. En alguno de los últimos todavía participaba Carlos Moyá en plena «moyamanía» y nada de nada.

Los mismos impulsores de un torneo femenino de la WPT en Santa Ponça que han tenido que terminar por llevárselo a Berlín, acaban de convocar un ATP 250 sobre hierba en el mismo club y en fechas previas Wimbledon. Difícil papeleta con Halle y Queens por ahi mismo. Toni Nadal seguirá siendo el director de la cita, pero me temo que daría igual que fuera la mismísima Pompadour. El público local, no muy numeroso, ni paga ni basta y montar un torneo así para aprovechar el turismo del mes de junio tampoco creo que funciones y ojalá me equivoque.

Se agradece el esfuerzo, pero me temo que por todo lo apuntado, lo ya experimentado y las circunstancias específicas que concurren, lejos de Palma y en un club que no queda precisamente muy a la vista ni con estructuras aledañas apropiadas, será complicado lograr los objetivos. Sean cuales sean.