La verdad y la mentira cotizan igual

Es  pretencioso intentar convencernos de que la verdad está solo en el papel o medios convencionales frente al escaso rigor de las redes sociales, sobre todo cuando quienes reivindican lo cierto proclaman lo tendencioso.

No creería que la contraoferta del Mallorca a la Lazio para rebajar los doce millones de la opción de compra en que los romanos tasaron el traspaso de Muriqi ha sido solo de cinco millones de euros, si no mediaran antecedentes probados. Aun así limitaré mi credulidad a la sospecha habida cuenta de los indicios que apuntan al malestar de Javier Aguirre y el representante del futbolista al calificar de ofensiva la propuesta por considerar nulo el interés del club tras las aportaciones del kosovar al objetivo de la permanencia.

No sé si Maffeo vale los tres millones y medio que se han pagado por su fichaje, ni siquiera si los 40 que pide el Real Madrid por Marco Asensio responden a su valor real, por no entrar en los cien o doscientos que percibirá Mbappé o le pagaron a Messi. Para mi todos cobran demasiado, incluso Vedat «el pirata». Pero tengo claro que si voy a comprar un piso por el que piden un millón de euros y ofrezco doscientos mil, me echarán de la inmobiliaria.

Lo que nos preguntamos es qué quieren los americanos que compraron el club. Desoir las peticiones del entrenador, aunque este no sepa en qué bosque ha aterrizado, es tan perjudicial como atenderlas todas. Pero la historia más reciente, contemporánea con la actual propiedad, determina con absoluta claridad la diferencia que hay entre un proyecto estable de futuro en primera división, como quieren vender, y otro para ir tirando de sobresalto en sobresalto para salvar la categoría mientras dure.

La frontera entre el odio y el amor es tan liviana como la que separa la verdad de la mentira sea cual sea el medio elegido para contarla.