El Mallorca supo aprovechar las facilidades encontradas en un Espanyol que justificó en Son Moix sus carencias y su posición en la tabla. Los de Vicente Moreno, más intensos y menos desacertados, convirtieron sus escasas aproximaciones a la portería de Diego López mientras Reina y los defensas frustraron las embarulladas oportunidades visitantes ya en la segunda parte y con el marcador encarrilado para el aniftrión.
ALINEACIONES:
R.Mallorca.- Reina (2), Sastre (1), Valjent (2), Raillo (1), Gámez (1), Baba (1), Salva Sevilla (2), Dani Rodríguez (1), Febas (1), Lago Jr. (1) y Budimir (1).
Minuto 56, Kubo (1) por Lago Jr. Minuto 68, Xisco Campos (1) por Raillo. Minuto 76, Pedraza (-) por Baba.
RCD Espanyol.- Diego López (1), Corchia (1), David López (1), Lluis López (0), Pedrosa (1), Marc Roca (0), Víctor Sánchez (0), Granero (1), Wu Lei (0), Campuzano (0), M.Vargas (0).
Minuto 61, Naldo (1) por David López. Minuto 74, Piatti (-) por M.Vargas. Minuto 77, Melendo (-) por Marc Roca.
ARBITRO:
De Burgos Bengoetxea (3), impecable. Dirigió con sentido común y sin complicaciones. Mostró tarjetas amarillas a Víctor Sánchez, Naldo y Lluis López, del Espanyol y a Salva Sevilla, del Mallorca.
GOLES:
Minuto 36, centro de Sastre desde la derecha en paralelo y Budimir empuja con el cuerpo anticipándose a Lluis López. 1-0
Minuto 72, dos despejes fallidos de la zaga blanquiazul dejan el balón en la frontal para la llegada a placer de Salva Sevilla, que la coloca rasa junto al palo. 2-0
COMENTARIO:
Una buena victoria, necesaria, no siempre responde a un buen partido. El mejor del Mallorca hasta la fecha ha sido en el campo del Valencia, la primera parte, y perdió. Ayer, sin alardear de nada, ganó merecidamente a un Espanyol de pena. Había que hacerlo y lo hizo. Bien. Allá los blanquiazules con sus problemas que, por lo visto, son muchos: una defensa insegura, un centro del campo adocenado y una artillería lenta. Por si faltara poco un entrenador que solo interpreta cómo cambiar los cromos. En fin, bastante tenemos con lo nuestro.
Mientras los de Vicente Moreno se aplicaban en aplazar sus urgencias, su rival sentaba cátedra sobre la inutilidad del factor posesión para no sacar provecho. Y eso que la presión excesivamente retrasada de los compañeros de Salva Sevilla, tan mayor y tan imprescindible, se lo ponían relativamante fácil. El almeriense recreó un “dejá vu” en la mente de los sesudos dirigentes llegados desde Cornellá o de la mismísima China, para pasear su pasado “periquito” frente al dudoso presente de Wu Lei, una especie de Lago Jr. en versión “light”. Durante demasiados momentos del primer tiempo el lance se redujo a un “tour de force” entre ambas figuras sin emblema.
El gol de Budimir a golpe de estómago, el estilo que más define al neo Mallorca, rompió el marcador y los esquemas, sobre todo los del derrotado. El mensaje que transmite el banquillo de la derecha, visto desde la tribuna cubierta, suena cada vez con más fuerza. Si todos los refuerzos van a ser como los de ahora, no los necesitamos. Febas es un buen jugador, pero a veces dudamos de que sea compatible con Dani Rodríguez y Kubo, exotismo aparte, alegra la fiesta del respetable pero todavía precisa mucho “sushi”. Y lo demás, insistamos, es lo malo conocido, siempre mejor que lo bueno por conocer. Molango y Recio lo ignoran, pero Moreno y Pendín no.
Los tres puntos no sirven para abandonar posiciones de descenso, una clasificación con la que aprenderemos a convivir, pero evitan un desahucio prematuro y conceden tiempo suficiente para restablecer el equilibrio y recuperar oxígeno. Hay equipos iguales e incluso peores. La intensidad basta para superar a estos, pero para aspirar a un invierno más tranquilo y un futuro más ilusionante hay que añadir algo más que tripas y corazón. Por ejemplo, cerebro. El parón que viene da para meditar sobre ello.