Aspirantes a Primera, fútbol de Segunda (1-0)

Eso que llaman grandeza del fútbol debería denominarse imprevisión, su atractivo nace de lo insospechado. Dos de sus peores jugadores de hace tres días, Reina y Raillo, firmaron la mínima victoria del Mallorca ante un Leganés inoperante. El portero ejecutó la parada del partido, quizás de la temporada, en el minuto 90 a un cabezazo de Eraso que hubiera dejado la partida en tablas. El defensa marcó, también con la testa, en la primera mitad en el único remate de peligro gestado durante la puesta de sol más tediosa en lo que llevamos de primavera.

ALINEACIONES:

R. Mallorca.- Reina (2), Sastre (1), Russo (1), Raillo (2), Oliván (1), Baba (0), Salva Sevilla (1), Mboula (1), Dani Rodríguez (1), Antonio Sánchez (1) y Abdón (0).

Minuto 68, Sedlar (1) por Baba y Amath (2) por Mboula. Minuto 72, Alvaro (-) por Abdón. Minuto 88, Cufré (-) por Antonio Sánchez.

C.D. Leganés.- Riesgo (1), Palencia (0), Sergio (1), Omeruo (2), Javi Hernández (1), Rosales (1), Gaku (1), Rubén Pardo (0), Perea (0), Rober Ibáñez (1) y Sabin Merino (0).

Minuto 45, Kevin Bua (1) por Palencia y Juan Muñoz (1) por Rubén Pardo. Minuto 60, J.Arnaiz (0) por Rober Ibáñez y Borja Bastón (0) por Sabin Merino. Minuto 71, Eraso (1) por Rosales.

ARBITRO:

Prieto Iglesias (0), del Comité de Navarra. Es una irresponsabilidad designar a un árbitro tan malo para un partido de estas características. Se tragó absolutamente de todo, se pasó la tarde justificando sus decisiones ante los jugadores, redondeó su faena sin señalar una falta de libro sobre Amath en un  lateral de área porque se había comido una brutal entrada de Sastre sobre Gaku en la frontal y miró para otro lado en un pisotón de Eraso sobre Dani en el rectángulo de castigo. Prolongó 4 minutos cuando solo en una revisión de VAR se habían perdido 2 y lo quiso excusar con una amarilla a Oliván por pérdida de tiempo en un saque de banda. Le descendieron dos veces a segunda división y no puede pitar ni en regional. Además del lateral fueron amonestados Raillo y Baba, del Mallorca, así como Palencia, Omeruo y Rubén Pardo del Leganés.

GOL:

Minuto 25, Salva Sevilla saca una falta desde la medular, tensa y hacia el segundo palo, donde Raillo mete la cabeza entre Omeruo y Sabin Merino para meter el balón al poste contrario. 1-0

MIEDO A PERDER

Hace algunas fechas Luis García Plaza mostraba su preocupación porque en el vestuario detectaba una especie de temor a no ganar. Ayer tanto él como su colega, Asier Garitano, exhibieron un miedo cerval a perder, plantearon la batalla en el centro del campo sin la menor intención de ataque ni, al menos, un amago de hacerlo. No hubo ningún equipo mejor que otro, sino dos aspirantes al ascenso que pusieron sobre el tablero maneras de segunda mediocre y quiso el destino que ganara aquel que tuvo el acierto puntual del que careció el derrotado.

Deberíamos señalar que el equipo obligado a buscar la victoria era el «pepinero». Perder la desactiva definitivamente para luchar por alguna de las dos primeras posiciones de la tabla, empatar, que parecía ser a lo que venía, dejaba las cosas igual y, desde este punto de vista, no se comprende su fútbol reiterativo y parsimonioso del primer tiempo, con tres centrales sin pasar del círculo central y dos laterales que solamente subían para sacar de banda, especialmente Rosales que posee un saque tan potente como inútil. Puso al japonés Gaku vigilante de Salva Sevilla, que empezó mal, a Rober Ibañez más pendiente de frenar a Sastre que al revés y a nadie en la banda de Oliván, quien de todas maneras perdió el fuelle con excesiva rapidez.

Fue el uno a cero y el descanso lo que decidió al visitante a poner cerco al muro local. No quedaba otra. Uno a la épica y el otro a la réplica. Pero ni eso fueron capaces de hacer. El Leganés cambió todo su dibujo y buscó en sus cinco cambios la velocidad y profundidad que no tenía. No obstante, igual que el Mallorca, tuvo sus únicas ocasiones en el reseñado remate de Eraso rechazado por Reina y, solo diez minutos antes, el lanzamiento al palo de un libre directo ejecutado por Juan Muñoz. Para entonces Luis García Plaza ya había recurrido a los zapadores, Sedlar primero y Cufré al final. Alvaro Gimenez de adorno floral y Amath, al fin, como único estilete capaz de aplicar el descabello a un toro aun entero, si bien ingénuo.