Copiar lo bueno

En lugar de inventar nuevas reglas que solo consiguen confundir tanto al público como a los propios jugadores y técnicos, la UEFA podría empezar por aplicar normas básicas que, además, ayudarían a reducir gastos y presupuestos. No, no voy a hablar de la información publicada por el digital Relevo, de la cual se desprende que la expedición de la Selección a Georgia se hizo sin la maleta que contenía las botas y guantes, eso lo ha reconocido la propia Federación. Lo peor no es eso sino que, siempre según la misma fuente, se contrató un vuelo chárter de carácter privado, para conseguir que el material llegara para el partido, ya que el entrenamiento del día anterior se tuvo que llevar a cabo con zapatillas deportivas. En fin, a unos siete mil euros la hora de vuelo e ida más vuelta, calculen el dispendio que no hace sino contrastar el gallinero que reina hoy en Las Rozas aunque el gallo principal no aparezca por allí.

Pero no iba a esto, sino al tema arbitral que, en España, necesita una limpieza profunda también avalada por la incapacidad del jefe del colectivo, Medina Cantalejo, las conclusiones judiciales del caso Negreira, la demanda interpuesta a título personal por uno de los suyos, Estrada Fernández y ciertas actuaciones que se dan jornada tras jornada.

Los arbitrajes cuestan un ojo de la cara y, en aras de la honestidad de quienes portan el silbato, Italia ha decidido acabar con la incongruencia de las limitaciones territoriales, absurdas en tiempo y forma. En el país transalpino un colegiado cualquiera podrá dirigir partidos del equipo de su propia circunscripción. Menos viajes y menos dietas, lo que aquí no gustará nada, aunque se podría empezar por aplicar la medida en categorías inferiores cuyos clubs sufren con mayor rigor su precariedad económica.

Pero aquí somos de doble moral, el país en el que ya no se miente sino que se cambia de opinión. De ahí que, si un árbitro de Madrid no puede pitar al Real Madrid, el Atletico, el Rayo o el Getafe, por ejemplo, se le inscribe en otro comité territorial y, como diría el Labi Champion, al cine que llueve. Caso paradigmático el de Cuadra Fernández, adscrito al Comité Balear y madrileño de pura cepa. No es el único. Soto Grado, nativo de Toledo, también milita en Primera por el Comité de La Rioja. Y no es un ataque contra ellos ni su estamento, sino todo lo contrario, un reconocimiento a su integridad que hace innecesario todo cambalache, Barça y Negreira aparte.

Italia ha dado el primer paso, pero nunca copiamos lo bueno.