Cuando un amigo se va
Igual no me dí cuenta, pero eché de menos un recuerdo a Manuel Martín Vences antes del Mallorca-Gimnastic del sábado. Si, ya sé que nunca le dieron trabajo y que entrenó y fue director deportivo del Atlético Baleares, pero durante doce años dirigió la Escuela de Entrenadores de la Federación Balear de Fútbol en la que se inscriben todos los clubs y fue entrenador del Tarragona durante dos temporadas a mediados de los años 70. Un lapsus de despiste por los responsables del anfitrión, pero imperdonable en los visitantes.
Mi recuerdo personal va un poco más atrás. Cuando yo apenas me iniciaba en esta profesión me invitó a comer en su casa de Mahón, donde había forjado el que en Menorca dicen que ha sido el mejor equipo de su historia: la U.D.Mahón que forjó y en el que tuvo a sus órdenes a míticos futbolistas de la época como Robles, que luego jugó en el Mallorca, o Planas y Bustillo, que formaron parte del Real Zaragoza en primera división. Allí me dio algunas de mis primeras lecciones que más adelante me servirían para entender y analizar este juego.
Dicen que puedes venir a este mundo con estrella o estrellado y creo que Martín «Pierdes» como le llamaban incluso algunos de sus amigos, fue de estos últimos porque, aunque entrenó muchos años y a muchos equipos, mereció llegar más alto tanto por sus conocimientos, como por su dedicación, bondad y exquisita educación. No son palabras para reconocer al fallecido, siempre tópicas y fáciles. Responden a la expresión de un sentimiento de pena y de caballerosidad de la que tanto tenía.