Atentos al mercado

Lamento desilusionar a la parroquia, pero ahora que se dice que -¿quién es se?, preguntaría Luis Aragonés, Kang-in Lee fichará por un equipo de la Premier por 17 millones de euros, aclaremos que al Mallorca solamente le llegarán ocho y medio, pues la otra mitad se la quedará el Valencia. Esto es…..verdad. Pero hay dos certezas más. La primera que los buenos partidos que ha hecho en el Mundial han despertado el interés de varios clubs, y eso que Paulo Bento, el seleccionador, lo llamó con el último aviso para el embarque. La segunda demuestra que, como pensamos, los dueños del «Majorcan way of life», no cerrarán las puertas de salida a nadie que puede dejar en caja un par de milloncetes que, lo crean o no, importan más que el proyecto, el equipo y el estadio juntos. De la afición, ni hablamos.

Con la selección de Mexico en busca de un milagro para no salir de Qatar, igual Javier Aguirre, que pronosticó en parte el desastre, puede regresar antes, lo cual no quiere decir a tiempo de evitar ventas al por mayor, no en Son Bibiloni, de donde se van por si solos y sin dejar un euro, sino del primer equipo. Nunca agradeceremos lo bastante la lesión de Maffeo y que los países de Valjent y Muriqi no se hayan clasificado. Aun así el mes de enero está lo bastante cerca como para no temblar.

Si lleva agua el río que suena acerca de los veinte «kilos» que el Aston Villa de Unai Emery ingresaría en el banco por el kosovar, mucho me temo que, quizás no por esta cifra, pero subiéndola un poco, mister Kohlberg no ordenara el clásico «hágase». Sobre todo si de los 15 que anuncian se invertirán en la finalización de la reforma del estadio municipal, quedan cubiertos por la compra del Lluis Sitjar por parte de Cort y el patrocinio, visto y no visto, que no «visit», del Consell, más el «transfer» del coreano. Pura especulación, lo sé. Como la mayoría de los rumores que José María García calificó de antesalas de la noticia y la casi totalidad de insertos de las nunca bien ponderadas redes sociales a las que todos acudimos como las moscas a un panal de rica miel.