Cuanto peor, mejor

Cuando uno lee cosas como que no hay que fiarse de un equipo descendido y es preciso tener mucho cuidado o manifestaciones en esta línea le viene a la cabeza una pregunta: ¿preferimos esto o jugar con el líder o el segundo clasificado?. Creo que la respuesta es obvia y en el caso del Mallorca no vale recordar lo que sucedió hace un par de semanas en Córdoba, que correrá la misma suerte que el Gimnastic y ganó casi sin querer.

Particularmente elijo enfrentarme al vicecolista, farolillo rojo real si descartamos al Reus, que aunque la mayor parte de los pocos puntos que atesora los ha sumado en casa, es el segundo equipo local que menos goles ha marcado a sus adversarios y el cuarto que más ha encajado, dudoso honor que comparte con otras escuadras en apuros como el Tenerife, el Numancia o el Rayo Majadahonda.

Claro que cabe suponer, al menos eso, que el anfitrión querrá esmerarse para no humillar a su propio público, pero acaba de ceder al Cádiz a uno de sus centrales, Fali y ni Enrique Martín, que el año pasado salvó al Albacete, ha sido capaz de evitar que el cántaro se haya roto después de varias temporadas coqueteando con ese descenso ya consumado.

Poco queda de aquel equipo al que entrenó Vicente Moreno rozando el éxito en una batalla que precisamente le ganó desde el banquillo de Osasuna quien hoy entrena a los de Tarragona. No solo los que están aquí -Reina, Alex López, Lago Jr y Xisco Campos. Entonces también estaban Pablo Marí, Gerard, Tejera, Mossa, Naranjo y Emaná, entre otros. Mucha tela.

Bueno, ante la baja por sanción de Dani Rodríguez y Raillo, han viajado los 19 disponibles, incluido Pablo Valcarce, que ya es decir. El capitán suplirá al central y Baba o Leo Suárez se perfilan para la posición del gallego. Sea quien sea el elegido, todos con la obligación, si obligación, de ganar.

Arbitra el andaluz Domínguez Cervantes (33 años), un debutante en la categoría con el que al Mallorca le ha ido bien. 0-1 en el Wanda contra el Rayo Majadahonda y 1-0 al Numancia en Son Moix, donde en el minuto 67 se comió un penalti de libro de Pablo Valcarce sobre Yeboah. El caballero no peca de halcón, no, aunque a veces estas cosas confunden.