De ilusión también se vive

Durante la década de los sesenta en Palma se editaban dos semanarios deportivos: Fiesta Deportiva, que se vendía como un tiro, cada sábado y Semana Deportiva, que salía a la venta los lunes. Había un tercero, Mallorca Deportiva, de eco residual. El primero doblaba o triplicaba la tirada del segundo por una razón que entendería más adelante, antes de la jornada dominical los aficionados compraban ilusión en cambio después, por mucha crónica o fotos del partido que hubiera, podía surgir la decepción. De esto sabían mucho los editores de periódicos que no pocas veces decidían tirar ejemplares de más o de menos en función del resultado obtenido por el Mallorca.

Hemos leído estos días entrevistas y reportajes en el entorno del Almería y el Leganés que trataban de infundir a sus seguidores una confianza más ciega que lógica en superar los tres goles que ambos traían de la ida de los «play off» del ascenso. La vuelta hizo más dura la caída. Rubi, técnico de los andaluces, hasta osaba emplazar  a sus hinchas a un año vista para reparar el fracaso. Yo todos le creyeron. Incluso a los dirigentes del Castellón que, recién descendido, aseguraban disponer ya del mejor cuadro técnico para recuperar la categoría perdida. Ilusión compartida y repartida por los medios de comunicación afines a cada cual. Y en ningún caso conviene quitársela porque, seamos realistas, el fútbol vive de ella.

Si ahora mismo hiciéramos una encuesta entre los socios del Mallorca, abonados o lo que sea que son, ninguno dudaría de la permanencia del equipo en Primera la próxima temporada, aun dudando de la competitividad efectiva de la plantilla que se consiga formar. Ellos y los de cualquier otro equipo, claro. ¡A ver quién le dice a uno del Real Madrid, del Barça o del Atlético que no van a ser campeones!. Es más, cada nuevo fichaje, bueno malo o regular, será celebrado como un aval del objetivo en cuestión.

Jorge Valdano afirmó que el fútbol es un estado de ánimo. Yo creo más bien que es una ilusión flotante u óptica, como la visión de un oasis en el desierto, que a veces se transforma en espejismo y otras en realidad.