De perdidos a la ría

Si para Ernesto Valverde, gran campaña a sus espaldas, el Mallorca es «un dolor de muelas», para Javier Aguirre, una de cal y otra de arena, el Athletic no baja de una extracción o una endodoncia. En el renovado San Mamés los visitantes caen como moscas, solo una derrota local y dos empates en once partidos, a manos de su propietario, segundo equipo más goleador en su feudo por más que también encaje más de lo que seguramente desean.

Los hermanos Williams por las bandas, un segunda punta de cuidad, Sancet, la dirección de orquesta a cargo del conocido Ruiz de Galarreta y una evidente vocación ofensiva, constituyen los poderes del quinto clasificado en la liga que a día de hoy se interesa más que en la Copa aunque hayan levantado muchas veces, más de veinte, dicho trofeo y hayan alcanzado la misma cota que su invitado.

El «Txingurri» ha consolidado, en su segunda temporada consecutiva, el proyecto que pergeñó entre agosto del 2002 y junio del 2023. Unai Gómez, Lekue y el joven Adu Ares son sus únicas bajas, como contraste a sus numerosos recursos en la recámara: Berenguer, Muniaín, Dani García o el recuperado Ander Herrera.

Concentración, velocidad y salir de víctima, a veces un truco para crear un exceso de confianza en el enemigo, son las armas a oponer a falta de otras ocurrencias más concretas. Rajkovic se lució el año pasado en el mismo escenario. Anécdotas al margen, se impone la fría sinrazón: los «leones» son mejores que entonces y los «dimonis», incluido el de Artá, producen tal cantidad de humo sin fuego que acaban envueltos en su propia invisibilidad.

Solo Maffeo faltará a la cita, además de aquellos que no salgan del banquillo. Viaja Samú, un futbolista de casta, recobrado de su alevosa entrada de Johny el pasado domingo. Segura la habitual línea de cinco zagueros. Improbable que formen dos delanteros de inicio. Vayamos haciendo cábalas en el bien entendido de que, salvo imprevistos, los recién incorporados esperarán en el banquillo el desarrollo de los acontecimientos.

Los designadores que los designan deberían explicar por qué el sevillano Jorge Vázquez Figueroa, paisano del jefe Medina Cantalejo, arbitra todos los partidos del Mallorca contra los equipos de Euskadi. Repite con el Athletic, ya pitó en Palma en la primera vuelta, y hubo que sufrirlo en San Sebastián y en Son Moix frente al Alavés. Digo sufrir porque, con más o menos fortuna y aciertos, es de lo peor de la categoría y hace mucho, muchísimo, tiempo, que uno dejó de creer en las casualidades y viene del Nou Camp este mismo miércoles.   Es su tercer choque entre ambos contrincantes, cuarto con los bermellones durante la campaña actual cuyo «score» es de 5 «unos», 5 «equis» y solo dos «doses», con 50 tarjetas amarillas y ¡media docena de rojas!.