El fútbol español en crisis

Pese a su derrota en Suecia, la clasificación de España para el mundial de Quatar no debería correr peligro. Pero, eso si, pone de manifiesto el irremediable bajón que sufre el fútbol español. Con sus dos clubs más emblemáticos endeudados hasta las cejas, sin estrellas ni siquiera mediáticas en sus plantillas, la LFP profesional metida en un crédito a devolver durante los próximos cuarenta años y parte de sus beneficios hipotecados, la cuesta abajo se hace cada vez más pronunciada.

Mientras Javier Tebas presume no sabemos muy bien de qué,  el sálvese quién pueda de Florentino Pérez y Jean Laporta huyendo a una Superliga improbable por sus planteamientos e imposible por su incredulidad conceptual a lomos de los nombres que iban a sustentarla pero no de su capacidad de juego y espectáculo, el futuro se revela incierto ante la falta de rescate a la vista. Funcionó la trampa del Mundial 82 y la posterior Ley de Sociedades Anónimas Deportivas que se ha quedado tan obsoleta como la propia competición o, mejor dicho, competitividad.

Muchas personas me han mostrado estos días su preocupación por una hipotética crisis futbolística a nivel internacional. Particularmente no lo creo. La Premier está fuerte, la Bundesliga se mantiene y Francia mejora. Surgen potencias emergentes en Asia y en Estados Unidos. Otra cosa es el porvenir de la Liga Santander y la Liga Smart Bank porque ya si nos metemos en las categorías que dependen de la RFEF de Rubiales, directos al abismo.

En cierta ocasión Pablo Porta, a la sazón inquilino del sillón ahora ubicado en Las Rozas, me invitó a reflexionar en el transcurso de una entrevista durante su veraneo en el Hotel de Mar, en Illetes,: «¿Por qué el fútbol, me dijo, tiene que ir mejor que la industria, el comercio, la política, etc «. Pues el pensamiento sigue plenamente vigente. ¿No creen?.