Armengol como Trump
La perversión de la democracia ya no reside exclusivamente en la manipulación de los votos a conveniencia de cada cual, sino en la negación de las leyes promulgadas y, ya rizando el rizo, soslayando el resultado de las votaciones.
Así el candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, ya ha sugerido que sólo aceptará la sentencia de las urnas en caso de resultar vencedor sobre Hilary Clinton, lo mismo que la presidenta del Govern Balear, Francina Armengol no acepta el resultado de la votación efectuada por los miembros del Comité Federal del PSOE pese a que su propuesta de mantener el NO a la investidura de Mariano Rajoy fue ampliamente derrotada por una diferencia de más de cuarenta votos sobre poco más de doscientos. ¿O es que el decenso de votantes de su partido en las dos últimas elecciones tampoco significa nada o, de otro lado, su único objetivo es conservar el apoyo de Podemos?
No es el mejor ejemplo de respeto al sistema que podría ofrecer quien ocupa el sillón que ocupa no por los votos obtenidos, sino a través de pactos con partidos de ideología bien distinta. Parece que la única que pactaba de forma inconfensable era María Antonia Munar. Y no. Parece que no es así.
Pero, en fin, comienza a imperar el menosprecio a la ley, como denunciamos hace unos días. Ahora es el no o la abstención, después será coger al árbitro antes de empezar un partido y decirle que si no gana nuestro equipo el resultado será nulo. Ya discutimos hasta el horario europeo según sea otoño-invierno o primavera-verano. Y mañana será sencillamente lo que convenga a unos u otros. Créanme, el problema de los políticos de este país ya no es sólo la corrupción, que también y de la que casi ninguno se salva, sino su manifiesta incapacidad. La última boutade, esta vez por los populistas de Podemos, es boicotear la entrada al Parlamento del que ellos mismos forman parte. Y que no falte la violencia en la calle, ¡faltaría más!. No enaltecer el terrorismo, por supuesto, pero se parece mucho a enaltecer la insurreción.