El reparto de la tele

No es cuestión de alarmarse ni tampoco descubrir a estas alturas la desigualdad del reparto del dinero de la televisión entre los clubs. Ya hemos explicado antes que la palma de las audiencias de la llevan el Real Madrid y el Barça, no porque jueguen mejor que los demás pese a sus grandes figuras, sino porque en función de ellas son los que más victorias consiguen y la cola de embarque para subir a los barcos de los vencedores es infinitamente más larga que la de las chalupas de los menos afortunados.

Que el Mallorca sea el colista, es decir el que menos ingresos percibe por las transmisiones televisivas, no necesariamente implica que sea el que menos espectáculo ofrece. ¡Hombre!, algo tiene que ver, pero menos de lo que el dato pretende indicar. Sin embargo los números dicen que ostenta el dudoso honor de convocar menos espectadores que nadie ante la pequeña pantalla, una relación que contrasta con su elevado número de abonados, dice el club que ya más de 20.000. ¿A más público en el estadio, menos en la tele?. Habría que editar un eje de coordenadas generalizado para alcanzar conclusiones o determinar las causas por las que el interés de la afición decae lejos de Son Moix.

Si quienes pagan por ver el fútbol televisado se movieran por la calidad o vistosidad del juego, esta misma temporada deberían arrasar la Real Sociedad, el Girona y uno o dos escalones por debajo Las Palmas. Javier Aguirre prefiere los resultados a la brillantez o los gestos técnicos, pero no es el único. Simeone tampoco es un gran fan del virtuosismo. En realidad no hay entrenador de equipos modestos que pueda permitirse tal lujo. También por eso los grandes cobran más y eso les da ventaja a la hora de confeccionar plantillas más caras y de mayor calidad. Es la pescadilla que se muerde la cola y que, por desgracia, jamás cambiará.