Todo en 20 minutos

Al Mallorca, claramente superior, le bastó una alineación en cierto modo experimental para superar con claridad a un Alcorcón demasiado alterado por sus problemas extradeportivos (alineación indebida contra el Zaragoza y pausa por falsos positivos de coronavirus) que se enteró de que había empezado el partido cuando ya llevaba dos goles en contra en poco más de veinte minutos y con solo tres de separación entre el primero y el segundo, una losa que pesó demasiado al conjunto alfarero y sobre la que descansó cómodamente el vencedor hasta el silbato final.

ALINEACIONES:

A.D. Alcorcón.- Dani Giménez (1), Laure (1), D.Fernández (0), León (1), José Carlos /0), Juanma (1), Gorostidi (1), Hugo Fraile (1), Samu Sosa (0), Arribas (0) y Ale Llamas (1).

Minuto 60, Boateng (1) por Arribas. Minuto 72, Reko (0) por Juanma. Minuto 80, Alvaro Juan (-) por Ale Llamas.

R.Mallorca.- Reina (1), Sastre (1), Valjent (1), Raillo (2), Oliván (1), Galarreta (1), Febas (1), A. Sánchez (1), Trajkovsky (0), Lago Jr. (1) y Marc Cardona (1).

Minuto 57, Gámez (1) por Sastre. Minuto 69, Dani Rodriguez (1) por Trajkovsky y Abdón (1) por Marc Cardona. Minuto 80, Salva Sevilla (-) y Luka Romero (-) por Galarreta y Lago Jr.

ARBITRO:

Ocón Arraiz (2), de La Rioja. Sin la menor complicación. Mostró amarillas a Sastre, que se jugó la segunda, y a Marc Cardona, del Mallorca, y a Samu Sosa, del Alcorcón.

GOLES:

Minuto 18, Galarreta filtra por alto un pase en profundidad sobre Antonio Sánchez quien, con poco ángulo, fusila a Dani Giménez por arriba. 0-1

Minuto 21, Sastre llega por su banda, centra raso al interior del área y Marc Cardona mete la punta de la bota colando el balón raso junto al palo opuesto. 0-2

SUSTO O MUERTE

A los 3 minutos de juego Hugo Fraile estrelló su remate en el poste de la portería defendida por Reina. ¡Menudo susto!. Fue el único que pasó el meta visitante en toda la tarde. Un espejismo que tardó poco en despejarse, el escaso tiempo que tardaron los jugadores dispuestos por Luis García Plaza para preservar a los pesos pesados del vestuario en imponer su evidente superioridad técnica. Dominado el centro del campo, bastaron dos ramalazos de calidad para dejar las cosas claras y sentenciar el resultado. El Mallorca había elegido ¡muerte!, la de su adversario.

La presión adelantada que suele utilizar el cuadro bermellón era un reto excesivo para un anfitrión en apuros. No es que le costara llegar, sino que prácticamente no podía salir y con su única punta, el joven Llamas a merced de Valjent y Raillo, Sastre sin la menor oposición ante le inhibición defensiva de Samu Sosa, el manejo de Febas y Galarreta, junto a la inspiración de Antonio Sánchez y las subidas de Oliván, desarbolaban con facilidad el débil entramado amarillo. De haber entrado algo más en juego Trajkovsky, Santo Domingo hubiera sufrido un terremoto.

Pero la cabeza se impuso al corazón. No había ninguna necesidad de forzar la máquina y los intentos locales por marcar un gol para meterse de nuevo en la batalla, no generaron la menor inquietud en la siempre bien colocada zaga rojilla que no tuvo necesidad de colocarse panza arriba como los gatos para solventar los aspavientos madrileños. Se trataba de tocar, tocar y dejar que el reloj hiciera el resto. Y aun así Raillo, que ya había estado a punto de ampliar la ventaja antes del descanso, estrelló el cuero en el travesaño y Valjent remató a las nubes a portal vacío. El daño hubiera sido mayor.

El choque feneció entre los vanos ensayos de Mere Hermoso, técnico alfarero, para reforzar una medular siempre superada y los de su colega en el otro banquillo, para serenar todavía más el alma y relajar el cuerpo de los sustituidos que, no nos confudamos, habían hecho algo más que solo caminar.