Habemus tele

Papa Noel ha llegado pronto para la Liga de Fútbol Profesional. Movistar y DAZN pagarán 990 millones anuales por los derechos de transmisión a partir de la temporada 2022-23 y hasta la 2027-28, cinco años de una cierta tranquilidad, pese a que la plataforma ganadora del concurso al que concurrían Amazon, Mediapro y Relevent (USA) entre otros, confiesa que el fútbol no ha evitado bajas entre sus suscriptores, con una menor cantidad de nuevas altas.

Detalles aparte, que no forman parte del objetivo de este blog, Javier Tebas se felicita por lograr un aumento del 1% de los ingresos por este concepto mientras en las grandes ligas europeas han tenido que rebajar sus pretensiones un 5%. Claro que no explica que una parte del nuevo reparto rebotará hacia CVC, el fondo de inversión que capitalizará a la patronal a cambio de la cesión de determinados porcentajes durante los próximos 50 años. Una fecha, por cierto, en la que probablemente siga por estos pagos ninguno de los dirigentes que han firmado o firmarán. Espectadores aparte.

Sigo sin entender por qué nadie se pregunta por las causas del descenso de interés por este deporte, espectáculo, negocio o lo que le quieran llamar. Los prestatarios hablan de reformas en sus instalaciones, tecnología y desarrollo informático, que no digo que no esté bien. Pero no sé, alguien, quien sea, un ser normal debería introducir una reflexión seria para llegar al fondo del asunto: ¿por qué ese creciente desinterés del público?. Tal vez si profundizamos en las reglas del juego, las normativas aplicables, la revisión de los mercados y una acercamiento más humano y menos encorsetado e interesado a la afición, las aguas volverían a su cauce.