Hubo un pasado

Hubo un tiempo en que al recibir al Real Madrid en el Lluis Sitjar había que poner bancos alrededor del terreno de juego. No, no había vallas y nadie, absolutamente nadie, era capaz de invadir el terreno de juego y meterle mano a algunos de los jugadores, ídolos igual que ahora, o a los jueces de línea con ánimo menos amigable.

Era la época de Di Stéfano, Puskas y Gento, si, entre otros. De portero se alineaba Vicente, que años después ficharía por el Mallorca, donde terminarían jugando buenos futbolistas merengues como Pepillo, probablemente uno de los mejores delanteros que han pasado por el club decano, Héctor Rial, que se sentó como entrenador en el banquillo bermellón o ya en etapas más recientes, Canario, que formó parte de la delantera del Zaragoza conocida como «Los 5 Magníficos» (Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra),Sabido, un central que después se marchó al Osasuna, Sanjosé.  De aquí para allá algunos menos, aunque triunfaron en el Santiago Bernabéu, como Paco Bonet o Paco Buyo.

Nos ponemos nostálgicos porque ante la visita de los hombres de Zidane dentro de siete días es preciso saber que hubo un pasado. Ni mejor, ni peor. Una historia que muchos interesados quisieron sortear en la indigna celebración del centenario en el Teatro Principal. El himno creado para la ocasión ha pasado a sonar en los minutos de silencio previos a los partidos en los que hay que recordar algún óbito. Cuando saltan los futbolistas al terreno de juego, surgen las notas de siempre: «Mallorca, Mallorca el Mallorca está amb tu». En fin, Molango ha hecho limpieza pero me temo que se ha cargado gente mucho más honesta que algunos de los que han sobrevivido al ERE del descenso a Segunda B.

Del primer enfrentamiento contra el Madrid en primera división, hace ya casi 60 años, creo que quedan Oviedo, Forteza, Mir y Sans. Una buena ocasión para contar como Cobo, tres ligas después, le paró un  penalti al «cañoncito pum», Ferenc Puskas, al precio de tres costillas rotas debido al impacto del balón en su torax.