Largo y curvo camino
Por si éramos pocos, parió la burra. La LFP y la AFE siguen sin alcanzar acuerdos en relación a la mejor fórmula para reanudad las competiciones….cuando se pueda, claro. En representación de su colectivo de trabajadores David Aganzo ha dejadas claras dos cosas: la primera que no regresarán en tanto en cuanto no conozcan y se garanticen las máximas condiciones de seguridad desde el punto de vista sanitario y, además, muestran su oposición a la recomendación de Javier Tebas, adalid de la patronal, instando a sus asociados a solicitar un ERTE, ya que los propios futbolistas han sido capaces de alcanzar acuerdos puntuales con sus clubs sin necesidad de expediente alguno de regulación.
En Alemania algunos han equipos han reanudado los entrenamientos, pero las restricciones allí han sido mucho menos estrictas que en España. El confinamiento se ha recomendado pero no obligado y se ha permitido salir a la calle de dos en dos, con niños e incluso familias. Pero tienen razón los jugadores al exigir que antes se les comunique cómo quedan los contratos que finalizan el 30 de junio, si tendrán que jugar los meses de julio y agosto, si la próxima liga empezaría en septiembre y en definitiva un calendario de actuaciones que respete su condición física, familiar y, en suma, sanitaria.
Por otra parte ahora nadie está en condiciones de garantizar cuándo se relajará el encierro, si habrá aviones disponibles para los desplazamientos, si habrá partidos cada dos o tres días. Y no hablamos solamente del fútbol profesional, sino los cuarenta viajes semanales que genera la Segunda B, más gravosos para los equipos insulares: Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
Y a todo eso la UEFA en plan Poncio Pilatos con un único mensaje: que cada país se arregle como quiera o como pueda. Y es que no solo es el mercado de futbolistas lo que necesita regulación. En España, sin ir más lejos y perdón por la insistencia, igualar la condición social: o todos sociedades sin ánimo de lucro -¡qué risa- o todos sociedades anónimas deportivas cuya normativa, se me olvidaba, también necesita una revisión más que urgente.