Ocasiones falladas (0-0 en Son Moix)

Ocasiones frustradas no equivalen a oportunidades erradas. Pagar siete millones y medio por un futbolista, Larin, que de ocho situaciones de gol no es capaz de transformar una sola se me antoja excesivo. Gracias a la ineficacia del delantero el Alavés se lleva un punto inmerecido sin mayor crédito que haber opuesto orden defensivo al caos del Mallorca que, no lo olvidemos, lanzó su primer disparo a puerta en el minuto 48 después de deambular sin sentido sobre el terreno de juego toda la primera parte.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Rajkovic (1), Gio (2), Valjent (1), Raillo (1), J.Costa (0), Samu (1), Mascarell (1), A.Sánchez (0), Sergi Darder (1), Amath (0) y Abdón (0).

Minuto 45, Larin (1), por A.Sánchez. Minuto 66, Lato (1) y Morlanes (1), por J.Costa y Samu. Minuto 75, Maffeo (1) por Gio. Minuto 85, Llabrés (-) por Amath.

Alavés.- Sivera (2), Gorosábel (1), Aqbar (1, R.Marín (1), J.López (1), Guevara (2), Blanco (1), L.Rioja (1), Rebbach (0) y Omorodion (0).

Minuto 66, Sola (1) por Rebbach. Minuto 73, Hagi (1) por Guridi y R.Duarte (1) por L.Rioja. Minuto 82, K.García (-) y Benavides (-) por Omorodion y Guevara.

ARBITRO:

Figueroa Vázquez (1), de Sevilla. Acertó en las áreas, aunque cometió algunos errores de apreciación en otras zonas. De las 31 infracciones señaladas, 16 fueron favorables al visitante y 15 en contra. Más tarjetas a los de casa: Samu, Morlanes, Amath y A.Sánchez, que para los blanquiazules: Guevara y Akbar. Tras el pitido final dio la espalda a una obstrucción de Rubén Duarte sobre Rajkovic al ir a sacar rápido que terminó en una pequeña tangana sin consecuencias.

15.090 espectadores

BUENA POSESION, MALA POSICION

El Mallorca mereció más, cierto, pero los partidos constan de dos tiempos de 45 minutos, más 9 de propina, y alguien se olvidó del primero. Aguirre y García Plaza plantaron de la misma manera a sus ejércitos, 4-2-3-1, con la salvedad de que el babazorro se le tenía aprendido de memoria y su anfitrión era un auténtico desbarajuste, nervioso en defensa, caótico en la línea media e inexistente en ataque. Al titular de Vitoria le bastó una ajustada ocupación de su zona para desarmar el poco trabajado dibujo local. Dato fehaciente: cero tiros sobre la meta de Sivera contra dos detenidos por Rajkovic, que pasó dos sustos de campeonato en una mala salida y en un rebote que botó sobre el mismo travesaño de sus tres palos.

El banquillo desperdició medio encuentro antes de someterse a movimiento alguno. Entró Larin por A. Sánchez y la propuesta pasó a un 4-4-2 que, a base de arreones sin entrelazar, encerró a los vascos en su parcela hasta el punto de no pisar el área mallorquinista ni de visita. En el transcurso de los mismos Darder conectó el primer chut de los suyos y Larin, siempre él, no pudo o no supo superar a Sivera ni por bajo, ni por alto en sendos mano a mano desviados por el cancerbero. En memoria de Luis Garcia Traid, que en paz descanse, «no es mala suerte porque si en lugar de Larin hubiera sido Pelé, marca seguro». De otro modo, si tienes la pólvora, o te la proporcionan, pero no gozas de puntería, el centro de la diana permanece intacto.

La renuncia de Javier Aguirre a su idea predilecta tampoco le funcionó. Su equipo está no pensado pero si elaborado para otras cosas, las cuales tampoco sirven sin Muriqi y a duras penas incluso con él. Las transiciones se eternizan, casi siempre encuentran al enemigo ya a pertrecho y cuando, de uvas a peras, le sorprenden, el artillero de turno o no sabe o no practica lo bastante. Si, por añadidura, empiezas la batalla tres cuartos hora más tarde de lo exigible, el resultado pasa a depende del azar o del capricho porque inspiración no hay ninguna y a Darder, como al coronel de García Marquez, no hay quien le escriba tal como lo hacían Puado, Raul de Tomás, Joselu o Melamed.