Prisa, como que no

Entre otros argumentos para defender el retorno de la liga de primera división tras el confinamiento obligatorio por el COVID 19, el presidente del Villarreal aludió a la diferencia abismal entre los ingresos por derechos de televisión y los generados por abonos y taquillaje que estimó en no más de un 5 por ciento del presupuesto. No creo que la incidencia sea muy diferente entre una SAD y otra por lo que al porcentaje se refiere. Cierto que  Villarreal, una población de poco más de 50.000 habitantes, cuenta con un estadio cuya capacidad alcanza casi la mitad, 23.000 asientos, de los cuales 19.000 pertenecen a abonados.

Palma, sin contar el resto de la isla de Mallorca, supera los 400.000 ciudadanos censados, juega en un recinto con la misma capacidad que el de La Cerámica y alrededor de 12.000 abonados. Tal cual recuerda el refrán, las comparaciones son odiosas. Pero si las proporciones se pueden extrapolar, los más fieles seguidores mallorquinistas dejarían en las arcas de la Liga ACQ Partners y sus socios, alrededor de 1.500.000 euros, pongamos incluso 2.000.000 para redondear. Por eso me pregunto a qué vienen las prisas por poner a la venta los pases para la próxima temporada, lamentablemente en Segunda, exigiendo un adelanto del 25 por cien de sus tarifas sin saber siquiera cuándo podrá volver el público a los estadios. No puedo creer que sea por necesidades de tesorería ni, a la vista de lo sucedido estas últimas temporadas, por la urgencia de algún fichaje millonario.

Francamente, nadie está para dispendios extraordinarios y con una simple reserva habría sido más que suficiente para saber si habría que volver a clausurar «sol alta», hacinar a los espectadores bajo techado o abrir más de un torno en las puertas de acceso. La sombra de Molango es muy alargada o resultará que había más de una.