Fútbol sin fin

Se supone que los entrenadores de fútbol saben algo de esto y aseguran que las pre temporadas deben arrancar un mes y medio antes del comienzo de la competición. Si tenemos en cuenta que los campeonatos profesionales se inician en torno al 20 de agosto, lo ideal es que los equipos empiecen a entrenar el 5 de julio, o el 10 a lo más tardar. En el año 1986-87, el entonces presidente del Barça, José Luis Nuñez, tuvo la infeliz ocurrencia de promover un play off de los seis primeros clasificados para dilucidar el título de campeón. Su teoría era que si los contratos duraban hasta el 30 de junio, lo futbolistas tenían que trabajar hasta esta fecha. El experimento duró una temporada.

Tiene toda la razón Luis García Plaza al sugerir que el torneo que decide el tercer ascensor a Primera tendría que disputarse como una «final four» o cualquier fórmula más rápida que la actual, pues hasta el próximo sábado 17 de junio, no se conocerá si es el Alavés o el Levante quien monte en el mismo vagón que ya ocupan Granada y Las Palmas. 30 días escasos de vacaciones apresuradas antes de reanudar la actividad.

Más sangrante es la situación de quienes aún tienen que jugar dos partidos más para seguir al Amorebieta y el Racing de Ferrol en su ascenso a Segunda. Castilla, Eldense, Castellón y Alcorcón terminarán el 25 de junio, con apenas tres semanas de descanso entre liga y liga. Todo gracias a los ruinosos inventos de Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, para convencer a la parroquia de la genialidad de sus propuestas deportivamente infames y económicamente patéticas. Claro que los clubs que ahora se quejan y claman contra el desaguisado, aplauden con las orejas en las asambleas donde se tragan todo lo que les echen y más. Los más perjudicados no son los presidentes y directivos, sino los jugadores, técnicos y, sobre todo, los aficionados que, pese a ser los únicos clientes, no pintan una regadera.