Segunda B de locos
Tienen toda la razón los directivos de la Penya Esportiva de Santa Eularia al quejarse por el proyecto de composición de grupos de Segunda B que pretende llevar a cabo la Federación Española de Fútbol. Someter a los equipos baleares a desplazamientos tan largos como a Canarias, Galicia o Asturias para encuadrarlos en el Grupo I no mina solamente la economía de los clubs, ya de por si en precario, sino que les somete a unos viajes de larga duración, con pernoctaciones más largas y un considerable cansancio en desventaja con sus competidores. Me pregunto si Miquel Bestard, tan asíduo a las reuniones en Madrid, no tiene nada que decir al respecto, ya que Atlético Baleares e Ibiza parmanecen en un consentido silencio.
Lo mismo vale para los clubs del archipiélago canario. Lo más lógico sería que compitieran en el grupo IV, el de Andalucía, igual que los de aquí en el III, el de Cataluña y Levante. Y a la hora de cuadrar las cuatro competiciones, ir sumando o restando en función de proximidad geográfica. Por ejemplo, Cartagena, Murcia y Ucam Murcia podrían encajar perfectamente tanto en el arco mediterráneo como en el del centro, en el que también podrían entrar los del norte de Al Andalus, como las provincias de Córdoba o Jaén. Sea como fuere, parece más normal que un equipo asturiano viaje a Cantabria, el Pais Vasco o Navarra antes que a la España Insular.
De locos. Lo mismo podríamos decir de las designaciones arbitrales en esta categoría. ¿A santo de qué tiene que venir un árbitro de Canarias a pitar a Ibiza o Mallorca?. No se trata de si la Federacion sufraga o no la mitad de los viajes, sino de aplicar soluciones pragmáticas con las que se ahorrarían dinero tanto los subvencionados como los subvencionadores.