Sin cartera no hay cantera

Salvo conseguir una licencia de hotel para la Ciudad Deportiva de Son Bibiloni, una idea muy americana, lo que debería ser la fábrica del RCD Mallorca SAD estaría al borde del colapso por cese de producción si habláramos de una factoría industrial en lugar de un club de fútbol.

A día de hoy casi la mitad de la plantilla del Valencia, nada menos que once jugadores, han salido de Paterna, muchos de ellos habituales en las alineaciones del entrenador, Rubén Baraja. Se los voy a escribir para que no haya dudas: Jaume Doménech (portero), Hugo Guillamón (defensa), Gayá (defensa), Jesús Vázquez (defensa), Mosquera (defensa) Tárrega (medio), Iranzo (medio), Albert Marí (delantero), Fran Pérez (delantero), Javi Guerra (medio) y Diego López (delantero). Ahora intenten contar con los dedos de media mano cuantos futbolistas del primer equipo del Mallorca se han formado en su equipo filial. También les ahorraré la molestia: Antonio Sánchez, Abdón y Javi Llabrés. A Sergi Darder ni lo olieron hasta ahora.

Todo lo contrario de la política practicada con el Valencia B, el equipo montado por el director deportivo en Son Bibiloni, basa su escaso rendimiento en ceder a quienes considera su más prometedores activos para que se licencien en otros equipos: Leo Román (Oviedo) Gayá (Amorebieta), Pere Joan (Sestao). A otros, como Baba, se los quitan de encima directamente. Debe resultar más rentable traerse a un guardameta de cuarenta años, total para hacer bulto.

Como dato añadido, ya que las opiniones surgen por el peso de las comparaciones precedentes, el Valencia Mestalla milita en Segunda Federación, mientras el Mallorca B lo hace en Tercera Federación y ni siquiera es líder.  Los primeros equipos competirán el sábado en Son Moix y a los locales más les vale ganar para no seguir el camino de las arbóreas hojas del presente otoño.