¡Submarino a la vista!
El Villarreal, como otros equipos, baja fuera de casa. Aun asi ha ganado dos de los cuatro partidos disputados lejos de Porcelanosa en los que actualmente es el tercer visitante con más goles a favor, ocho, pero el séptimo entre los menos goleados lo que indica ciertos puntos débiles. Lejos quedan las viejas rencillas entre clubs debidas a aquel litigio en la UEFA por una plaza europea perdida por los mallorquines en los comités continentales, prueba de lo cual es la cesión de Leo Suarez la pasada campaña que, ojo, quién sebe si repite en enero.
No es una plantilla que haya experimentado muchos cambios. Los más relevantes las incorporaciones de Alberto Moreno en el lateral zurdo, ex del Sevilla y Liverpool, el central Pau Torres y Ontíveros, el rápido y peligroso extremo del Málaga al que el Mallorca ya sufrió en sus carnes, pero que no suele salir en el once inicial sino como pieza de recambio durante la última media hora o menos. Eso si, tiene hombres muy peligrosos arriba encabezados por el ex mallorquinista Gerard Moreno ahora mismo máximo realizador de primera división que, sobre todo, marca en El Madrigal y se muestra menos efectivo fuera. Gran parte de su juego pasa por el inagotable Santi Cazorla, un jugador al que es preciso vigilar muy de cerca por sus movimientos entre líneas.
Es curioso el caso de su entrenador, Javi Calleja, cesado en precaria clasificación y repescado precisamente para recuperarla. Lo hizo y ahi sigue tras haber reconquistado el banquillo perdido.
El principal dolor de cabeza de Vicente Moreno es la baja por sanción de Salva Sevilla, el faro que proyecta luz sobre el resto de sus compañeros. Dani Rodríguez o Febas pueden catalizar el juego de su equipo, pero ya veremos qué decisión toma el técnico local muy poco dado a cambiar el dibujo habitual (4-1-4-1). Por la mañana saldremos de dudas aunque una está prácticamente resuelta: bajo palos estará Reina.
Dirige el considerado número uno actual del arbitraje español, el madrileño Del Cerro Grande. El Mallorca ya lo tuvo en Vitoria, donde fue derrotado por el Alavés con un penalti en contra determinado a través del VAR. Aquel día repartió tarjetas entre ambos contendientes, dos para cada equipo, sin mayores complicaciones en el conjunto de un pésimo espectáculo.