A pedir de boca

Si repasan los artículos de esta semana en el presente blog podrán leer el titulado «Sí, se puede» que se refiere a la vigencia de las posibilidades reales del Mallorca para meterse en la disputa del play off y, obviamente, redactado antes de vencer al Oviedo el pasado sábado.

Discrepo de Vicente Moreno, si bien le entiendo,  cuando públicamente insiste en el discurso de primero asegurar la permanencia como paso previo a plantearse otros objetivos más ambiciosos. Primero porque a estas alturas insistir en la falsa humildad del recién ascendido roza la ridiculez y segundo porque a lo largo de sus 103 años de historia el listón del equipo en Segunda siempre fue el del ascenso a primera división. Podemos perdonar la primera y la segunda plaza que lo garantizan directamente, pero de ningún modo la sexta posición.

Tampoco comparto el cambio semanal de estado de ánimo en función del resultado ni, como he dicho en anteriores comentarios, tanta diferencia entre el comportamiento fuera de casa o en Son Moix. No se puede pasar del pesimismo al optimismo, probablemente injustificados en ambos casos, de jornada a jornada. En el tramo decisivo de la competición puntuar fuera de casa no es fácil. Acabamos de registrar las derrotas del Cádiz en Elche, pese a su superioridad numérica, y la del Albacete en feudo del colista. Y tampoco es tan sencillo ganar en casa, como se ha demostrado en el último partido, resuelto a base de estrategia sobre un visitante inferior.

Los resultados han salido a pedir de boca, pero también se torcerán alguna vez de aqui al mes de junio. Se impone la calma, sin alarmismos ni tampoco euforia. Ganado por sanción el partido del Reus, hay que salir indemnes en otros cinco siempre que el Cádiz o quienes le preceden no agüen la fiesta. Y no, la cuestión no reside en disfrutar o no el camino, sino en alcanzar una meta irrenunciable.