Acción de gracias

El se lo guisa y él se lo come. No creo que nadie se haya sorprendido por el hecho de que, en su gala anual, la Federación Balear de Fútbol haya decidido homenajear al que hasta hace poco fue su presidente. Ya saben cuál es el orden de la escala: dinero, poder y gloria. Más chocante resulta que, en escalones muy por debajo, nada a la altura del jefe, la lista de premiados amenace con superar a la de asistentes. Es broma. Pero es que hay muchos. Habrá que encargar mesas para tanto trofeo, placa y medalla.

Si, yo también fui galardonado. En el mes de junio de 1986 para ser exactos, bajo la presidencia de Antonio Borrás del Barrio, primero descabalgado por reclamar la disciplina del fútbol sala, que había montado su propia federación de la que nunca más se supo, y después a pura y dura traición. Esto dice o debería decir la Historia. No me reconozco ningún mérito. De hecho contribuí a la creación de aquel evento para contrarestar la fiesta que organizaba y sigue en ello, el Diario de Mallorca y yo militaba en la competencia, en Ultima Hora.

Flaco favor le han hecho a Bestard al destacar de su currículum su colaboración en la conquista del sillón de la Española a cargo de Luis Rubiales. Más aun que presidiera la gestora que le precedió. También fue aliado y pelota de Angel Villar, que, como el actual presidente nacional, ocupó sillón de honor en estos festejos. El vasallaje, si conviene, debe llevarlo en sus genes.

No sé si Sansó, el delfín, ha cumplido cien días. Se los concederemos tanto si es así, como si no. Se ha estrenado con un sueldo más que respetable, no sé si incluye Visa o no, y el nombramiento de no pocos cargos más o menos ejecutivos. Casi tantos como premios.