Aquellos «Ciudad de Palma»
Guillermo Oliver Salas (1928-1980) fundó el Trofeo Ciudad de Palma de Fútbol siendo concejal del Ajuntament de Palma en el año 1969. También era directivo del RCD Mallorca, cargo que repetiría algunas veces más con distintos presidentes. El empresario, que destacó en el comercio textil, imobiliario y hostelero, creador del Grupo Oliver, también patrocinó un equipo de baloncesto y fue un gran admirador y seguidor del deporte en general.
José Buades Costa (1932-2018) fue el otro gran promotor del torneo. También montó un equipo de fútbol sala que llevaba el nombre de una de sus tiendas de electrodomésticos, Buades Electricista (que llegó a proclamarse subcampeón de España y también de Europa). El periodista Lorenzo Ripoll, escribió un libro de sus memorias titulado «José Buades Costa, un mallorquín polivalente». También fue directivo del Mallorca e incluso presidió circunstancialmente una gestora en momentos particularmente difíciles para la entidad.
La cita, que ahora cumple 46 años, se interrumpió durante cinco entre 1999 y 2004, aunque tampoco se celebró en el 2009 y el 2020, en este último caso debido a la secuela de la pandemia de Covid.
Los años de mayor brillantez tuvieron como escenario el viejo Lluis Sitjar y en formato cuadrangular. Se procuraba que siempre participaran el Real Madrid o el Barça, lo que garantizaba una buena venta de entradas y abonos, a quienes el sorteo deparaba el más débil de los contrincantes, lo que prácticamente aseguraba su pase a la final. El Mallorca, que no siempre fue invitado, conserva en sus vitrinas los 11 triunfos obtenidos.
Por aquel escenario pasaron, además de los dos grandes del fútbol español, grandes equipos internacionales: el Vasco de Gama, el Flamengo, el Gremio de Porto Alegre de Brasil, los argentinos del San Lorenzo de Almagro, el Hamburgo, el Eintracht de Frankfurt o el Bayer Leverkusen de Alemania y otros europeos de la talla del Nápoles o el Inter, estos más recientemente y ya en Son Moix, además del PSV de Holanda, el Paris Saint Germain cuando era menos popular que en la actualidad y representantes del fútbol del antiguo Telón de Acero, como el Spartak de Moscu, el CSKA de Sofía y también otros españoles, desde el Betis al Valencia pasando por el Atlético de Madrid.
Puede que la falta de ayudas, la ausencia de patrocinadores más arriesgados o el propio cansancio de los organizadores junto al hartazgo del público, haya reducido a la anécdota aquella proliferación de torneos veraniegos. Llámenme nostálgico si quieren, pero si el RCD Mallorca SAD no se hubiera convertido en una empresa fría, ajena a sus propias raíces, daría protagonismo a los herederos de Oliver y Buades no solamente porque de bien nacidos es ser agradecidos, sino para dar una sensación de continuidad a aquella iniciativa próxima a perdurar, con sus altibajos, medio siglo.