Banquillos con pólvora

Que el fútbol español no escapa a la crisis económica que todavía no hemos sufrido en su más profunda realidad no solo se pondrá de manifiesto en el mercado de invierno, que se presume de poco movimiento, sino en el habitual cambio de entrenadores antre los equipos con peores resultados.

Un solo equipo de Primera, el Celta, se ha atrevido a relevar al inquilino de su banquillo, parece que con un cierto éxito. No diremos lo mismo de lo sucedido en segunda división en la que, a dos partidos para el ecuador del campeonato, nada menos que seis participantes han buscado con el cambio de técnico una solución a sus males y, por ahora, solamente el Lugo, donde Nafti sustituyó a Juanfran, parece haber mejorado.

El Zaragoza ha tardado en tomar tal medida, así que es pronto para evaluar si el trabajo de Juan Ignacio Martínez superará el de Rubén Baraja tras el puente tendido por el responsable del Zaragoza B. Precisamente al filial ha recurrido también hace poco el Cartagena, un recién ascendido en peligro de regresar al lugar de donde vino. El veterano Anquela ha vuelto al Alcorcón para reverdecer laureles marchitos, en Tenerife hace tiempo que buscan al preparador ideal, que siguen sin encontrar, ahora personificado en Ramis, el hombre milagro de un Albacete que va por su tercer «mister» sin que se vislumbre remedio pese a su reciente triunfo en Miranda de Ebro.

Los primeros compases de enero determinarán probablemente algún cese más entre los integrantes de las dos categorías profesionales. Lo que no está tan claro es que este medicamento contenga la enfermedad. Dos curaciones de siete no equivalen al éxito e incluso los casos de Vigo o el Anxo Carro están por ver.