Bienvenidos al circo

Parece que el fútbol va o debería ir en una dirección mientras las instituciones de las que depende y las ligas profesionales han tomado la contraria. La Ley de Transparencia solo se aplica en la parcela económica y societaria, igual que el Límite Salarial impuesto a los clubs se salta con ampliaciones de capital, como sucedió en Almería, o «palancas» en línea de las que usa el Barça de Jan Laporta.

Usemos a título de ejemplo el caso de Nico Williams, que puede empezar la liga con su club, el Athlétic y después de nada menos que cuatro jornadas, ¡cuatro!, pasar a la disciplina del Barça, incluso aunque ambos equipos se hubieran enfrentado. Sería el caso más sonado por tratarse de los equipos en litigio, pero nadie llamaría la atención si los implicados fueran de media tabla hacia abajo o, simplemente, más allá de los grandes. Una aberración que no se ha planteado por ningún comité, incluido el de Reglamento que jamás sabremos a qué se dedica aparte de variar para mal ciertas normas intrascendentes cara al juego. Habitualmente se disputaban solo dos partidos antes del cierre de mercado, pero no crean que es que les han cogido con el pie cambiado, sino que la pureza del campeonato nunca les ha preocupado ni captado su menor interés.

La manipulación de las competiciones es un hecho asumido que no se circunscribe a la anterior anomalía. Desde hace años también se anuló la norma por la cual un futbolista no podía fichar por un club de su misma categoría en el mes de enero de haberse alineado en cinco o más ocasiones en el vendedor. La influencia de los agentes y representantes en las más altas instancias acabaron con el artículo que pretendía evitar sospechas de honestidad. Pero en la mismísima designación de horarios o árbitros, habitan nuevas trampas. Los participantes en competiciones europeas gozan de claras ventajas tanto en las fechas como en su participación en la Copa del Rey. a la par que a lo largo del calendario son arbitrados por colegiados internacionales que, a veces, no llegan a dirigir un solo encuentro a los más modestos o menos influyentes.

El próximo jueves no arranca la liga, sino el circo. Bienvenidos a la carpa, los payasos están a punto de salir. Los trapecistas y los magos esperan su turno.