Con él llegó el escándalo
Creo que hasta el aficionado más neófito y ya no digamos el último becario incorporado a algún medio de comunicación por pequeño que sea, saben que si el actual caso Vinicius, racismo aparte, se hubiera dado con cualquier otro jugador de otros equipos de primera división, salvo el Barça y quizás el Atlético por aquello de residir en Madrid, el Comité de Competición impondría las sanciones previstas en el reglamento ateniéndose al acta arbitral sin más. ¿Expediente aparte?, ni soñarlo.
Si se confirma que la Federación Española de Fútbol, de la que depende el Comité Técnico de Arbitros, expulsa del VAR al gallego Ignacio Iglesias Villanueva por haber enviado al árbitro del Valencia-Real Madrid, imágenes sesgadas, nos encontramos ante un gran problema social, si, la discriminación por razón de piel o raza, pero en lo estrictamente deportivo el escándalo sobrepasa las líneas rojas y desvelaría la presión que desde las propias instituciones se ejerce sobre los árbitros.
El tal Iglesias Villanueva se comió, entre otras actuaciones de esta temporada, un fuera de juego de libro que facilitó el empate del Elche en Cádiz, por el que pidió perdón públicamente. Debió ser apartado inmediatamente, pero se trataba de dos equipos modestos y a quién le interesa esto. Cada día se hace más evidente la necesidad de independizar al colectivo arbitral de cualquier control de la Federación o de la Liga.
No olvidemos que ni un solo jugador del Valencia insultó a Vinicius en estos términos. Ni lo hicieron Maffeo o Raillo en Palma, pese a que fueron masacrados en redes y medios, ni Moncayola en Pamplona, ni Arnau en Girona. En algunos los infractores descubiertos en la grada, han recibido o recibirán sus castigos. Lo que de ningún modo se puede hacer es pretender revertir las reglas del juego amparándose en actitudes presuntamente delictivas por parte de los espectadores. Estas se deben sancionar en otras instancias, clubs aparte. Si además de condicionar tácitamente a los árbitros, coaccionamos al Comité de Competición a través de un ambiente partidista, parcial e irrespirable, empezaremos a cavar la tumba de este antiguo deporte llamado fútbol, que ya está suficientemente enfermo.