Cortinas de humo

Ya advertí la víspera de la visita del Betis que hablar de la reforma del estadio de Son Moix y del patrocinio del Consell Insular estaba muy bien, pero no al precio de olvidar el fútbol. Es lo mismo que ocurre si inviertes la semana hablando a toro pasado de un árbitro que te ha perjudicado. Pérdida de tiempo.

Entiendo que mientras los aficionados se entretienen en estas cosas, no se detienen a recordar que, transcurridas las dos primeras jornadas de liga, el Mallorca aun compite con un equipo peor que el del ejercicio anterior si exceptuamos, aparentemente, el portero. Esas cortinas de humo vienen de perlas a la propiedad y no caen mal en el vestuario.

Les voy a contar lo ocurrido en Mallorca-Barcelona de play off entre los seis primeros clasificados en la fase regular de la liga, el 31 de mayo de 1987. Ganaron los culés 0-1 y arbitraba Raúl García de Loza, el colegiado gallego, que llevó a cabo una parcial actuación, no es preciso aclarar a favor de quien. A los 29 minutos ya había expulsado a Magdaleno, entre otras decisiones tomadas en aquel infausto día.

Era el partido de la jornada del popular Supergarcía y se había desplazado desde Madrid mi compañero Gaspar Rosetti como narrador. Por la noche José María García informaba de los incidentes en el Luis Sitjar y, como de costumbre, conectó con Gaspar, que en paz descanse, en su hotel.

– ¿Qué ha hecho Raúl García de Loza, Gaspar?, preguntó

Y Rosetti, que se las sabía todas, no dudó:

– El sabe perfectamente lo que ha hecho.

No había mejor respuesta. Y era cierto. Lo sabía. Los recursos de un colegiado en el campo son inmensos. Se venden menos de lo que se les imputa, aunque no dudo de que algunos lo hagan como cualquier ser humano, políticos incluidos. Pero cuando quieren castigar a un equipo a un jugador por la causa que sea no necesitan hacerlo. De ahí la inutilidad de las protestas, las pañoladas y los insultos que ya han trascendido desde la grada a las redes sociales. Como profesionales que son los futbolistas deberían saberlo. Su profesionalidad, como su sueldo, incluye conocer cuándo pueden hablar o quejarse y cuando tienen que callar. Y Aguirre, zorro viejo en todos los sentidos, se lo iba advirtiendo ya en la primera parte.

Y llegados a este punto, ¿por qué no hablamos de los fichajes que no llegan o del Rayo Vallecano, por si acaso?.