Cuanto mejor, peor
La famosa y enrevesada frase de Mariano Rajoy viene al pelo para resumir lo que pretenden hacer con el fútbol. Cabe prevenir que la avaricia rompe el saco y el afán por ordeñar hasta el infinito la leche que da la vaca, la dejarán sin una gota en sus ubres.
Mientras la asistencia de espectadores decrece en los estadios y no aumenta en la televisión salvo en partidos muy concretos, la FIFA y la UEFA no dejan de inventarse competiciones con fines puramente recaudatorios mientras, en España, La Federación Española de Fútbol y la Liga de Fútbol profesional rivalizan en su empeño de saturar el calendario y cebrear a los aficionados.
Vodafone ha sido el primer operador en renunciar al pago exigido por la patronal por los derechos de transmisión de la Liga Santander y 1-2-3. Si, paga Movistar o, lo que es lo mismo, Telefónica, pero ya veremos cúando y hasta cuándo a la vista de los pobres registros de audiencia de transmisiones cuyos horarios interfieren no solo en el desarrollo normal de las programaciones sino también en la afluencia a los estadios y la caída de oyentes radiofónicos.
Los organismos internacionales que rigen el mundillo del balón ya se han sacado de la manga una copa de confederaciones, un mundialito de clubs y otra competición continental de selecciones que ya nadie sabe ni cómo se llama. Ahora pretenden implantar una superliga con los dieciséis equipos de élite del viejo continente que, igual que han conseguido los de la Euroliga de baloncesto, acabará con las competiciones domésticas que tanto miedo les da perder a algunos de los promotores de la idea.
El nuevo presidente de la RFEF, Luis Rubiales, tampoco sabe qué hacer para inventar la pólvora o experimentar con gaseosa. Pretende insertar una final four de la Supercopa, para más inri en el extranjero, en pleno mes de enero, cuando se disputan los cuartos y semifinales de la Copa del Rey que, a su vez, se volvería a disputar a partido único en el campo del equipo de inferior categoría ¡hasta semifinales!. Con privilegios como de costumbre, pues los cuatro finalistas de la mencionada Supercopa no entrarían hasta dieciseisavos. ¿Y los de Champios o Europa League?.
«Están locos estos romanos» decía el guerrero galo Asterix en los cuentos de Uderzo y Goscinny. Se quedó corto. ¡Nos hemos vuelto locos todos!