De bien nacidos……

Ocasionalmente he parado a desayunar en el «Mallorcafé», la cafetería ubicada en el interior del estadio de Son Moix con acceso libre desde el exterior. No sé si la explota directamente el club o se trata de una concesión o alquiler a una empresa ajena, sea cual sea.

He de hacer constar que no tengo la menor queja del personal que me ha atendido cada vez, servicial y correcto. Las sillas del local, negras,  están numeradas con el dorsal y nombre en rojo de jugadores que han pasado por el club, unos más recientes que otros. En las paredes cuelgan igualmente fotografías de algunos de ellos en acción.

El otro día me llamaron la atención unas transparencias interiores sobre la cristalería que delimita el perímetro que reflejan las imágenes de Luis Aragonés, Juan Carlos Lorenzo y Héctor Cúper. Me quedé pensando de quién habría sido la idea y sin preguntarme el por qué de estos y no otros, concluí que peor que ignorar la historia es despreciarla.

No discuto los méritos del trío en cuestión, que merece sin duda permanecer en el recuerdo de los mallorquinistas. Lamento, en cualquier caso, el agradecimiento debido a otros. Y daré nombres porque no es de recibo que, tanto en la cafetería como fuera de ella, se olvide intencionada y permanentemente la figura de otros técnicos insignes que contribuyeron a la grandeza de este club reconvertido en inanimada sociedad anónima. Por orden de aparición: Juan Carlos Forneris, inhumado con la bandera y el escudo, Antonio Oviedo Saldaña, recientemente fallecido quien, contratado por Miguel Contestí, sacó al equipo del pozo de tercera división y Llorenç Serra Ferrer, artífice de dos ascensos a Primera a cuyas órdenes se jugó el play off por el título de liga y practicó el mejor juego que ha desplegado el equipo, resultados aparte, y sin desmerecer los éxitos de otros.

Reparar tales afrentas también es obligación de los dueños y ejecutivos actuales si de verdad desean que creamos en su proyecto y su complicidad sentimental.