Deporte y olimpismo

Algunos deportes tienen mucho que ver con la cultura del país donde se practican. El béisbol o el fútbol americano, por poner ejemplos muy concretos, no han saltado a Europa desde el otro lado del Atlántico. Tampoco el cricket ha atravesado el Canal de la Mancha, aunque este si que sería un ejemplo extremo.

Llama la atención que España tenga a gala contar con la campeona mundial de badminton femenino, una disciplina poco conocida en el mundo masculino. En cambio se ha impuesto una gran tradición de fútbol sala, especialidad en la que la Selección de la Federación Española de Fútbol contabiliza siete títulos europeos de los once disputados, los primeros con apenas seis competidores en la fase final que han ido aumentando hasta los dieciocho de la próxima cita. Es raro que, por su práctica a cubierto no haya arraigado más en Europa donde, por ejemplo, tampoco engancha el pádel, sin duda deporte de moda en nuestro país.

Se ha originado una fuerte polémica cuando el COI ha admitido el «breakdance» como disciplina olímpica, condición que se negó durante mucho tiempo a la vela o determinadas artes marciales y que sigue vetada para el deporte de pala, salvo el ping pong. Claro que nunca ha estado nada claro cuáles son los baremos por los que se rige ele organismo que, en tiempos, presidió Juan Antonio Samaranch que en paz descanse, a la hora de aprobar una prácticas si y otras no. Por no entrar en el tristemente famoso «amateurismo» marrón.