Las «otras» quinielas

Acabo de ver la serie «Dogs in Berlín» que, a partir de la aparición de un futbolista turco alemán internacional por este último pais asesinado en su propio coche, trata tangencialmente el espinoso tema de las apuestas y la influencia de las mafias en el resultado y otras incidencias que se pueden dar en cada partido.

Es un asunto para tomárselo en serio, aunque no es nuevo, después del escándalo suscitado en el Calcio italiano y las investigaciones que ahora mismo se practican sobre un jugador de la Juventus, Fagioli, otro del Aston Villa, Zaniolo y Tonali del Newcastle.

Aunque se dijera lo contrario, España no es la reserva espiritual de Occidente o al menos yo nunca me lo he creído. De hecho han sido varias las denuncias sobre presuntos amaños debidos a la ludopatía de algunos o con otros fines, aunque pocas sentencias condenatorias. Una si reciente, la de antiguos directivos de Osasuna quienes el pasado mes de enero fueron condenados por el Tribunal Supremo por pagos para dejarse perder a dos jugadores del Betis en la temporada 2013-14. En otros casos no ha sucedido absolutamente nada, fuera por falta de pruebas o cualquier otra causa.

Pero, en efecto, la sospecha de manipulación de resultados deportivos, no solo en el fútbol, se ha convertido en uno de los mayores problemas en casi todo el mundo acrecentado, sin duda, por la falta de control existente en las redes sociales. Las sanciones comportan penas de cárcel y fuertes multas pero se puden contar con los dedos de una mano.