El caso Grenier
Las relaciones entre Javier Aguirre, entrenador del Mallorca, y uno de sus jugadores, el francés Clement Grenier, hace tiempo que entraron en crisis. Ya se quedó fuera de algunas convocatorias al final de la pasada liga, incluso con algún compañero lesionado, y aunque ha viajado a Austria en la presente pre temporada, no ha disputado ni un solo minuto de las dos «pachangas» disputadas ante equipos de aficionados o juveniles.
Nadie se pregunta ni pregunta qué sucede con dicha relación. Rota la baraja, parece que el club no ha encontrado la fórmula para prescindir del futbolista que, presuntamente y en su pleno derecho querrá cobrar su contrato si no cuentan con él, al tiempo que desconocemos las causas del divorcio técnico-jugador dentro de la opacidad habitual en este club en cuanto chirría alguna puerta y por mucho que se oigan sus goznes. Para despedirle se le hubiera podido dejar en Palma entrenando solo.
Ante este tipo de situaciones y particularmente no veo la necesidad de mantener un silencio que, en el mejor de los casos, solamente abona el terreno de la especulación. Si el director de fútbol, el preparador o quien sea no quiere a Grenier, se dice y punto pelota. Porque no entra en los planes del club, del sistema, la causa real o inventada que sea. Puede estar lesionado, como Raillo. O no. Ni idea. Tampoco es que estemos hablando de una pieza fundamental dentro de un plantel en el que faltan muchos y no sobra nadie.