El fútbol no es esencial

He dirigido y fundado emisoras de radio y televisión, delegaciones de algún diario y he sido a la vez cocinero y fraile, pues he compaginado responsabilidades de dirección, me he sentado en consejos de administración y he ejercido de redactor deportivo en los tres medios. Quiero decir que tengo mucho que agradecerle al deporte en general y al fútbol en particular puesto que de allí, de la sustitución por enfermedad de un compañero en Radio Juventud para transmitir un partido, arrancó todo hace ya cincuenta años. No soy viejo, empecé muy joven. Algo mayor, si.

Este reconocimiento no me impide afirmar rotundamente que el fútbol NO es un bien esencial y por muchos millones que su suspensión temporal pueda acarrear pérdidas millonarias, creo que hay sectores que son y serán mucho más castigados y de los que dependen muchas más familias, sean las que sea, también bastantes, que alimentan los profesionales en distintos escalones de clubs e instituciones. El mundo es redondo, por supuesto, pero no gira en torno a una pelota.

Para no ser reiterativo con la que ya os he contado estos días, copio las palabras de Kanouté, aquel excelente jugador del Sevilla, a preguntas de Susana Guasch en Movistar + y reproducidas hace unos días en Marca: «La prioridad ahora es salvar vidas, no que vuelva LaLiga o cualquier campeonato» y «A todos nos gusta el fútbol pero ahora hay que pensar en lo que de verdad cuenta que es la salud; entiendo que la gente que está al cargo no están locos ni van a tomar riesgos».

Yo no sé si, efectivamente, algunos están locos o van a tomar riesgos, pero, sinceramente, no me fío un pelo ni aunque el presidente de Francia, Macron, se disponga a sugerir a Alemania, Italia, Inglaterra y España que sigan su ejemplo y finiquiten los campeonatos. «El mercader (mercaderes) de Venecia» sigue vigente loado Shakespeare.