El pecado y la penitencia
Un comunicado anodino que no es muy diferente de marcharse sin dar un portazo, pero tampoco sin decir adiós. Una boca cerrada tal vez por una cláusula de confidencialidad muy habitual en los despidos de cargos de alto rango, cual corresponde a la figura de un consejero delegado. La pérdida de confianza es suficiente para justificar el cese. El mallorquinismo auténtico nunca se la concedió. «Salver» y sus socios callan. Ni el cesante ni sus jefes han hecho otra cosa desde que llegaron. Algunos inocentes o interesados no se han dado cuenta hasta ahora pero, como dice el refrán: quien calla, otorga.
Silence is golden (El silencio es oro) es el título de una vieja balada que el grupo británico The Tremeloes llevó al número uno de las listas de éxitos de todo el mundo en el año 1967, aunque la versión original era la cara B de un sencillo editado por otro grupo, estadounidense en este caso, The Four Seasons con Frankie Valli al frente. Que cada cual lo interprete como quiera porque por lo que a mi respecta las explicaciones de Maheta Molango no me interesaron jamás. Le calé el primer día. Como Monti Galmés, que en su día tuvo la dignidad de marcharse en cuanto los propietarios desoyeron sus advertencias para prestar atención a falsos discursos. En su pecado han encontrado la penitencia.
Amén.