Equipo ejemplar, club pervertido

  Decididamente los jugadores del primer equipo del Mallorca y todo su cuerpo técnico merecen el máximo respeto y consideración. Primero por lo que le han dado y le están dando al mallorquinismo y sobre todo y por encima de sus magníficos resultados, por su entrega sin regatear sacrificio y una prueba permanente de profesionalidad al límite de lo exigible.

Pero otra cosa es el club. Muy distinta es la consideración que merecen los propietarios, siempre ausentes incluso cuando hacen alarde de su presencia física, y no hablemos de su portavoz, el consejero delegado Maheta Molango que ha vuelto a sobrepasar la frontera del escarnio y la mofa ante los micrófonos del programa La Brújula de la cadena de emisoras de Onda Cero.

Si, porque burla es insistir en que los fichajes son consensuados a pesar de que Vicente Moreno haya declarado lo contrario, salvo que ignoremos con quién los consensúa. Y porque ya entra dentro del pitorreo la cantinela de las deudas que se encontraron y que concreta en los 17 millones a pagar a antiguos acreedores entre los que se encuentra la Agencia Tributaria. ¿Es que no la conocían cuando decidieron comprarle las acciones a Utz Claassen?. Adquirieron una propiedad con cargas pendientes perfectamente claras, aceptadas en el momento de la operación y que no es de recibo recordar constantemente como si la película no fuera con ellos, cuya única tarea al respecto parece ser la de poner en marcha el ventilador.