A vista de pájaro
Las comparaciones tienen justa fama de odiosas porque al establecerlas se ignora la divergencia entre los términos circunstanciales que las rodean. A su lado viajan las estadísticas, inútiles salvo las específicamente matemáticas y a lo sumo indicativas de tendencias o probabilidades, nunca de certezas.
Al sumergirse en las causas por las que el Mallorca surca el proceloso mar de una crisis deportiva inesperada no cabe ni a nada conduce determinar si su equipo o su plantilla es mejor o peor ya no que las de tiempo atrás, sino ni siquiera la de la pasada campaña. Son diferentes y en cada espectador, aficionado e incluso especialista anidará una opinión distinta.
Necesitamos atenernos a los hechos exclusivos, lo más concretos posible y un tercio de la liga no permite un análisis profundo mucho menos sin poseer datos internos fundamentales, aunque si ya da para unas primeras y someras conclusiones.
Inalterable la portería, la línea defensiva viene lastrada por la lesión de Raillo, la alternancia de Maffeo y las constantes variaciones entre zagueros como Gio, Copete, Lato y Jaume Costa, que revelan la desconfianza del técnico para cubrir sus puestos, más allá del patinazo en el fichaje de Van der Heyden y la operación ida y vuelta de Nastasic desde la sorpresa del propio jugador entre el si o no de su propia margarita.
En la medular partimos de la base de la recomendación de Javier Aguirre a Antonio Sánchez, al que ahora tiene que recurrir tras haberle sugerido que no iba a contar mucho con él. Se prescindió del doble pivote, Baba-Galarreta, sustituido por otro más contundente, pero menos creativo. Samú-Morlanes con Mascarell como relevo de Battaglia, porque Sergi Darder no es futbolista para conducir al equipo desde tan atrás. Dani Rodríguez, no pesan los kilos pero se notan los años, intenta imponer galones sin haber ascendido en la escala.
Arriba se reproducen los problemas. Muriqi no tiene sustituto y Larin, con media temporada llamativa en el Valladolid, media, no logra siquiera hacer olvidar a Angel que, finalmente, es a quien viene a suplir. En aras de respetar la semántica del primer párrafo, me abstengo de colocar en el mismo tablero a Kang in Lee, un lujo, y Amath, una carta ya conocida previamente y apostada sin éxito
¿Ven a vista de pájaro muchos profesionales, incluidos los no citados, con sello indeleble de primera división?. Hagan sus cábalas que vienen curvas.