Falta el «casi»

Con nueve puntos pendientes de disputa, el Cádiz sigue sin depender de si mismo para conservar la categoría. Al ganar al Getafe los de «amarillos somos nosotros», tienen que buscar refugio en un barco que navega inseguro pero con sus motores en marcha en el que viajan Mallorca, Celta y Rayo. En esta embarcación solo caben tres pasajeros, así que si uno logra enrolarse, otro tiene que ser arrojado por la borda. No han terminado el curso ni los deberes.

La permanencia, hablemos de lo que atañe al inquilino de Son Moix aunque se mueva como propietario, puede ser un objetivo y hasta una conquista si así lo quieren, pero que no nos la vendan como un éxito porque no es sino una obligación. Tanto en el Camí dels Reis como en Son Bibiloni se han instalado en el victimismo como argumento de persuasión. El descenso a Segunda B no es una referencia. Este equipo viene de mantenerse en Primera durante 16 años consecutivos, una final de la Recopa de Europa, dos de la del Rey en el mismo período y una Supercopa ganada nada menos que al Barça antes de participar en una Champions y una Eurocopa. Tomemos estos hitos como punto de restauración y no la amargura de pasar dos temporadas sin entrar en descenso, tal vez un logro particular pero no para presumir.

La semana no admite descanso ni demora. La siguiente meta volante se sitúa el martes en Pamplona y no cabe desfallecer. Las bajas seguras de Valjent y Muriqi por acumulación de amonestaciones no han de servir de justificación igual que el bajón anímico de los jugadores después de la final de La Cartuja. La factura entra dentro de la lógica y era más que previsible. Ya ocurrió en el 98 sin que nadie se rasgara las vestiduras. El trabajo para el aprobado está casi hecho, si, pero no nos pidan matrícula de honor.