Fuera del tiesto

El milagro del Mallorca se llama Salva Sevilla. Nadie respondía por él en el Espanyol y todos, incluidos quienes ahora lo niegan cobardemente, torcimos el gesto cuando vino a Palma para jugar en Segunda B. Pero también en la Liga 1,2,3 nos ha convencido con su buen hacer, con  su visión de juego, con su precisión en el pase, con su técnica a balón parado y con su incansable trabajo en el centro del campo. Por eso no doy crédito a sus declaraciones públicas quejándose de los árbitros, no solo porque puedan ser injustas o no, allá cada cual con su criterio, sino porque un profesional de su experiencia no debe caer en esa trampa. No sé si sus palabras le perjudicarán tanto a él como al equipo, pero tengo claro que no les van a beneficiar.

La pasada temporada los de Vicente Moreno eran el equipo poderoso de la categoría y, como tal, tuvieron arbitrajes más que benevolentes. Seamos sinceros. En la presente las fuerza se igualan y, con franqueza, no he visto actuaciones arbitrales manifiestamente dañinas en contra de los inquilinos de Son Moix. Al contrario. Ya en el primer partido de liga Arcediano Monescillo, el mismo colegiado que dejó al Cádiz con 10 antes del descanso y con 9 a falta de ocho minutos, anuló al Osasuna el gol del empate en el 89 por aplicar la infracción de juego peligroso a un remate de tijera limipio de Nacho Vidal. El cántabro López Toca se comió un penalti de libro de Gámez a Bárcenas y en Palma, el andaluz Domínguez Cervantes pasó por alto una clamorosa pena máxima cometida por Pablo Valcarce por flagrante derribo a Yeboah que pudo haber significado la pérdida de dos de los tres puntos sumados. Supongo que el veterano centrocampista bermellón no alude a los tres castigos señalados por Trujillo Suárez en el campo del Almería.

Claro que eso solamente es mi opinión, totalmente imparcial por mucho que me duela. Sin duda es más fácil complacer a la parroquia inflamable con afirmaciones que, vuelvo a repetir, no creo que conlleven ventaja alguna, sino al contrario. ¡Ojalá me equivoque!