Humo blanco en Las Rozas
Habemus Papa. La Federación Española de Fútbol ya tiene presidente, el gallego Rafael Louzan, procedente de la Territorial de Galicia y favorito, entre otros, de Javier Tebas, su homólogo en la Liga de Fútbol Profesional que también quiere vela en este entierro. El de la Balear, Jordi Horrach, se puso del lado equivocado al alinearse con Salvador Gomar, el valenciano, y eso que el electo en Madrid y el de Palma son del mismo partido. Hasta en eso se meten los políticos, siempre ajenos, igual que los periodistas, a lo que verdaderamente importa. Perro no come carne de perro, perdón.
Permaneceremos atentos a la pantalla por si a los otros no les ha gustado lo votado por la Asamblea. De ser así hubieran hecho bien en cambiar la ley por la que se rigen las elecciones federativas en lugar de llorar como el rey Boabdil, que no supo defender Granada, casualmente la tierra de Rubiales. Dicen que esta vez Galán, el de la Escuela no Oficial de Entrenadores, no va a impugnar. Si interesa hacerlo, ya se buscarán a otro impugnante, no confundir con imputable. La semántica y la comprensión lectora son importantes.
Me entró la risa al leer, hace unos días, que en este proceso se dilucidaba el futuro del fútbol español. Si el porvenir depende de un ente privado con funciones públicas que funciona como en el siglo XVI, dirigido por personajes del XV y cuya única misión trascendente es gobernar al Comité de Arbitros, que no es poco, y al de Entrenadores, bajo la tutela del mallorquín Pep Sansó que debió apostar por la misma carta que su amigo de Son Malferit, es un suponer, no estamos hablando ni de balompié, ni de un mañana. Si, sortean un calendario que después los clubs recolocan al antojo de sus días y horarios y se encargan de las categorías no profesionales que, por cierto, están hasta las narices de la reforma en vigor, urdida por el turista de la República Dominicana.
En fin, si el elegido se mantiene en el cargo y es capaz de meter la excavadora en el colectivo arbitral, comprar pantallas de mayor tamaño para las cabinas VOR y designar al frente de los comités, sobre todo el de competición, a alguien que haya jugado al fútbol alguna vez en su vida o, al menos, no confunda la pelota con el cubo de Rubik, bienvenido sea.