La cara B del fútbol

Los voluntariosos mensajes de la FIFA, ligas profesionales y federaciones varias presentando al fútbol como un deporte que une quedan destrozados a las primeras de cambio frente a la realidad de la condición humana.

Los graves incidentes acaecidos en París después de la victoria de Francia sobre Marruecos, con decenas de heridos y la muerte de un chaval de 14 años atropellado por un coche del que querían arrancar la bandera tricolor, deberían servir para tomar medidas serias no solo en las gradas y alrededores de los estadios, sino en las ciudades, literalmente tomadas por hordas de tipejos que se llaman a si mismos aficionados, para fiestas de calle dignas y más propias de salvajes que de amantes de cualquier deporte.

La responsabilidad es compartida y alcanza a los medios de comunicación cuando dan voz a determinadas manifestaciones que ofenden siempre a la inteligencia y no pocas veces tanto a vencedores como a vencidos. Por lo visto la televisión argentina ha lanzado unos spots de apoyo a su Selección utilizando el ya tristemente famoso «¡qué miras bobo» de Leo Messi, no solo viral, sino adoptado en artículos de souvenir o regalo. ¡Qué bonito!. Porque cuando alguien no dispone de más argumento que el insulto, sea donde sea y venga de dónde venga, únicamente cabe una respuesta: ¿y tú qué haces imbécil?.

El escaparate importantísimo del Mundial que debería exponer y resaltar la virtudes del deporte, inducir a la generosidad y caballerosidad, al acercamiento entre culturas, proyecta una imagen lamentable de fanatismo, «forofismo» y locura más representados en el dibujo de un arma que de una paloma blanca con un ramo de olivo en el pico. Y, no lo duden, lo peor es que el asesinato de este niño en París se borrará con el paso del tiempo, y no mucho, como tantas otras barbaridades.