La presión que viene

La presión, igual que la vida, cada uno se la toma como quiere o puede. Cuando se le preguntaba sobre ello a Héctor Cúper respondía que «para presión la del trabajador que acude cada día a su labor sin saber le bastará para llegar a final de mes y mantener a su familia». Luis Aragonés, por su parte, afirmaba que «la presión se la pone uno mismo, yo me pongo la presión».

Antes de disputar la final de Copa al Athletic, decíamos que la presión la tenían los de Valverde. Las victorias del Celta sobre Las Palmas y el Rayo ante Osasuna parecen trasladar la presión al Mallorca, superado en la clasificación antes de su cita del lunes en el Sánchez Pizjoán, a la espera del resultado del Cádiz en Girona horas después del instante en que redacto estas líneas.

Durante la semana ya he opinado que Javier Aguirre tiene más plantilla que otros equipos para escalar a posiciones más calmadas de la clasificación. Pero no lo ha hecho. También he expresado la importancia de sus encuentros de la semana, el segundo el domingo 28 precisamente en el Nuevo Mirandilla, antes Ramón de Carranza. Es fundamental sumar para que la distancia que le separa del conjunto amarillo se mantenga sin que el nerviosismo ocupe el lugar de la presión, pues la intranquilidad es peor enemigo que cualquier apretura y ambas contienen amenazas de distinto calibre. Eso si.